Subastado por 800.000 euros el reloj de uno de los astronautas del Apolo 11
El reloj Omega personalizado del piloto del módulo
lunar Apolo 11, Michael Collins, es una pieza exclusiva en oro de 18 quilates
con un grabado personalizado en la parte trasera
El 20 de julio de 1969, Neil Armstrong, Edwin “Buzz”
Aldrin y Michael Collins pasaron a la historia por ser los primeros hombres en
llegar a la superficie lunar.
Cerca de 600 millones de personas siguieron esta
hazaña por televisión en directo, un hito que aun hoy es uno de los más
recordados por generaciones posteriores y cuyas imágenes siempre van
acompañadas de la histórica frase de Armstrong: “Un pequeño paso para el
hombre, un gran salto para la humanidad”.
Durante la expedición, todos los astronautas del
Apolo 11 llevaban un Omega Speedmaster de acero inoxidable, un complemento del
que posteriormente la marca de relojería suiza decidió emitir una edición
limitada para conmemorar el alunizaje.
En total, solo se fabricaron 1.014 relojes de oro de
18 quilates. De estos, las primeras 28 piezas estaban numeradas y llevaban un
grabado, siendo entregados como obsequio a las figuras que hicieron posible que
la misión fuese un éxito. Los dos primeros modelos se destinaron al entonces
presidente estadounidense, Richard Nixon, y al vicepresidente, Spiro Agnew.
A pesar de la exclusividad del producto, los dos
políticos rechazaron el regalo y en la actualidad se pueden ver estas piezas en
el museo Omega de Suiza.
Tras la muerte de Michael Collins, propietario del
reloj número 19 de la colección, su Speedmaster se revalorizó al ser un
ejemplar vintage único, con un grabado personalizado. En la parte trasera del
reloj se puede apreciar claramente el nombre del astronauta y el número de
edición, lo que aporta un valor extraordinario a la ya de por sí única pieza.
Si bien es cierto que Collins fue el único de la
expedición que no caminó por la superficie lunar, sigue siendo una figura
fundamental en la historia espacial estadounidense. Como explica Jim Wolf
(Heritage Auctions) al respecto: “Este reloj es una pieza de la historia del
espacio y de los relojes”.
Por su singularidad, lo que representa y su buen
estado, no sorprende tanto que esta joya haya sido vendida a un comprador que
pujó casi 800.000 euros en la subasta.
Un reloj extremadamente raro que viene acompañado
por una nota de Collins que asegura la autenticidad del ejemplar: “Este reloj
Omega me fue entregado poco después del vuelo Apolo XI y ha estado en mi
posesión personal desde entonces”.
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