20.000 elefantes mueren cada año por el tráfico ilegal de marfil
Cerca de 20.000 ejemplares de elefante mueren cada
año por el tráfico de marfil, lo que supone una media de 54 al día, según
reveló la organización conservacionista WWF con motivo de la celebración del
Día Mundial del Elefante, que tuvo lugar este viernes 12 de agosto. España,
además, juega un triste papel en esta tragedia ambiental, puesto que es una de
las grandes puertas de entrada del marfil ilegal a Europa.
La citada entidad alerta de que, aunque puede vivir
hasta 60 años en libertad, "la codicia humana ha convertido al elefante en
un ser vulnerable que muere joven", al tiempo que señala que, si no se
actúa a tiempo, esta especie podría desaparecer "para siempre".
Según la entidad, alrededor del 90% de los elefantes
de bosque, clasificado 'en peligro crítico de extinción', ha muerto y el 60% de
los elefantes de sabana han desaparecido en el último medio siglo.
Además,
señala que el elefante asiático ya se encuentra por debajo de los 40.000
ejemplares, calificado junto al elefante de sabana, 'en peligro". Estas
tres especies de elefantes están incluidas en la Lista Roja de la Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Del mismo modo, señalan que la presión por la fiebre
del marfil es tan alta que en Mozambique las hembras nacen sin colmillos para
poder sobrevivir y que ahora los furtivos cazan sin importar la edad del animal,
algo que provoca la masacre del 90% de los elefantes de la Reserva de Selous
(Tanzania).
Asimismo, la organización indica que además del
marfil, otra de sus amenazas es la destrucción de su hábitat debido a la
expansión de la agricultura, la ganadería y la deforestación.
WWF protege desde hace 60 años el hogar de estos
animales en todos los países gracias a la creación de reservas, corredores
ecológicos, instalación de collares GPS y la colocación de cámaras para conocer
sus necesidades y vigilar sus movimientos, según explica.
Igualmente, la organización está comprometida en la
lucha contra el tráfico de elefantes que, gracias a la ayuda de los guardas,
trabajan con los gobiernos para endurecer la persecución de este crimen y
prohibir su consumo, como en China, donde ya no se puede vender marfil desde
hace seis años.
Sin embargo, recuerdan que "aún quedan muchos
mercados ilegales por cerrar y mucho por hacer, así que no hay que bajar la
guardia".
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