Descubren que el Cinturón de Asteroides está repleto de cometas congelados
Un gran corredor de rocas cósmicas se extiende entre
Júpiter y Marte. Esta frontera natural divide a nuestro Sistema Solar en dos:
de un lado —el más lejano a la Tierra—, se encuentran planetas gigantes de gas;
del otro, están los planetas de roca. A esta región se le conoce como el
Cinturón de Asteroides, y está constituido justamente por pedazos de escombros
cósmicos.
Durante décadas, los astrónomos pensaron que el
Cinturón de Asteroides estaba constituido exactamente por eso: asteroides. Sin
embargo, a partir de las observaciones del Telescopio Isaac Newton, en las
Islas Canarias, un equipo de investigadores encontró que hay cometas que se
inmiscuyen en esta gran frontera de rocas.
También conocido como el ‘Cinturón de Kuiper’, el
Cinturón de Asteroides es un anillo de cuerpos que quedaron como ‘sobrantes’
cuando se formaron los planetas, según lo describe la NASA. Se encuentra entre
los planetas rocosos y los gaseosos, en la frontera entre Marte y Júpiter.
Todos ellos orbitan alrededor del Sol, así como los demás cuerpos del Sistema
Solar.
Durante décadas, se pensó que este espacio estaba
habitado únicamente por asteroides. Sin embargo, un nuevo estudio del Monthly
Notices of the Royal Astronomical Society asegura que, en medio de ese tráfico
de pedazos de roca, también transitan cometas. Estos cuerpos celestes se
registraron con la cámara del Isaac Newton Telescope, ubicado en La Palma,
España.
La observación se llevó a cabo entre 2018 y 2020. En
ese tiempo, los investigadores observaron 534 asteroides diferentes, mientras
buscaban otro tipo de actividad. Esperaban ver la cola de los cometas, o su
efímera capa gaseosa:
Lo verdaderamente sorprendente es que se piensa que
los cometas se crean más allá de los confines del Sistema Solar.
Específicamente, en una región helada conocida como la Nube de Oort, repleta de
partículas de hielo y cuerpos congelados. Parece ser que los cometas que se
inmiscuyen en el Cinturón de Asteroides se adhieren a la región más cálida, que
está más cerca del Sol.
Parece ser que estos cuerpos celestes son tan
antiguos como los asteroides del cinturón, con cientos de miles de años
—incluso más. Sin embargo, los científicos siguen desconcertados de que sigan
congelados, después de tantos años de orbitar alrededor del astro. “[Todavía]
necesitamos poder explicar cómo sobrevivió su hielo durante tanto tiempo”,
concluye Léa Ferellec, estudiante de posgrado de astronomía en la Universidad
de Edimburgo y autora del estudio.
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