Así era el Helicoprion, un tiburón con dientes afilados en forma de radial

Si las profundidades del océano son aterradoras hoy en día, imagínatelo hace millones de años. El análisis de los fósiles que hemos encontrado bajo el mar y en nuestras costas nos han dado un montón de información sobre la fauna marina que pobló la Tierra antes de nuestro tiempo, pero todavía seguimos aprendiendo cosas nuevas. El animal del que os hablamos hoy es uno de esos casos particulares que hemos podido reconstruir cada vez con más exactitud. Y casi hubiese sido mejor no hacerlo, porque la imagen que tenemos hoy de él es de lo más escalofriante.

Hablamos del Helicoprión, un tiburón gigante que vivió en los océanos del Carbonífero Superior hace unos 280 millones de años. Pero hace mucho que forma parte de la lista de animales extintos, a la que se unió en el Triásico Superior, hace unos 225 millones de años. Lo curioso es que los primeros fósiles que se encontraron de esta especie fueron los dientes, pero a nadie se le ocurrió que aquello podría ser una dentadura. La razón es que los colmillos estaban dispuestos en forma de espiral, como si se tratase de una sierra radial.

Cuando un equipo de científicos descubrió un cráneo fosilizado cerca de esta bizarra espiral se dieron cuenta de la espeluznante realidad. Esa espiral de dientes formaba parte de la mandíbula inferior de un tiburón. Fue bautizado como Helicoprion, y las pruebas fósiles que tenemos hoy en día sostienen que pudo llegar a medir hasta los 7 metros. Las teorías sostienen que esa particular dentadura era fruto de la evolución para abrir los duros caparazones de los amonites, que formaban parte indispensable de su dieta.

Los fósiles de este gigante del mar fueron encontrados en los Montes Urales, en los Montes Wandagee de Australia Occidental, China y América del Norte y Canadá. Sin embargo, a día de hoy todavía no hemos descubierto el fósil completo de uno de estos animales, tan solo hemos encontrado partes de la mandíbula y el cráneo, que han servido para estimar con más o menos exactitud el tamaño del animal.

Sin embargo, la representación que hemos creado es más que suficiente para darse cuenta de lo peculiar que era esta especie. Se cree que los dientes en espiral iban "avanzando" a medida que el espécimen crecía, como si fuese una rueda dentada en movimiento. Los dientes más nuevos nacían por la parte frontal, y las piezas más antiguas iban retirándose hacia la parte trasera, pegada a las encías. Se cree que la mordida de este tiburón era capaz de desgarrar la carne con una facilidad pasmosa gracias a su peculiar disposición. Un mordisco de este tiburón acompañado de un tirón podría partir a un ser humano a la mitad fácilmente.

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