Un estudio científico revela que el avistamiento de ovnis deja una huella psicológica real en los testigos
Desde
hace décadas el fenómeno ovni ha despertado el interés, no solo del gran
público, sino también de las agencias gubernamentales, especialmente la de EE
UU, que desde los años 40 lleva a cabo programas de investigación oficiales y
secretos, como los proyectos Sign, Grudge, Blue Book o el programa AATIP para
identificar amenazas aeroespaciales avanzadas.
Sin
embargo, los recientes movimientos políticos y militares en ese país, con
incluso declaraciones de testigos en el Capitolio, han derivado en un creciente
interés por parte de la comunidad científica, que demanda datos de calidad y
transparentes sobre este asunto. La propia NASA ha creado un departamento para
investigarlo de forma rigurosa.
Los
recientes movimientos políticos y militares en EE UU, con incluso declaraciones
de testigos en el Capitolio, han derivado en un creciente interés por parte de
la comunidad científica en los fenómenos anómalos no identificados (FANI)
Reflejo
de toda esta revolución ha sido el cambio de nomenclatura oficial para
referirse a estos fenómenos. El término más inexacto y estigmatizado, aunque
también más popular, de objeto volante no identificado (OVNI en español, UFO
–Unidentified Flying Object– en inglés) ha pasado a denominarse de forma más
global como fenómeno anómalo no identificado (FANI en español, UAP en inglés por
Unidentified Anomalous Phenomena).
La
mayoría de los esfuerzos de los expertos para estudiar estos FANI se han
centrado en los aspectos físicos, incluyendo la aceleración, velocidad,
maniobrabilidad, condiciones meteorológicas, etc. de los fenómenos u objetos
inusuales que algunos testigos o cámaras han captado.
Ejemplos
de estas investigaciones son el proyecto Hessdalen en Noruega, que desde los
años 30 trata de explicar los avistamientos de luces extrañas en una región del
país, así como el análisis que ha realizado la Coalición Científica para
Estudios UAP (SCU, por sus siglas en inglés) sobre los vídeos con supuestos
ovnis grabados por cazas estadounidenses.
Hasta
ahora este tipo de estudios se han enfocado en los parámetros físicos asociados
al fenómeno, pero Gabriel G. de la Torre, profesor de Psicología en la
Universidad de Cádiz, ha publicado recientemente un artículo en la revista
International Journal of Astrobiology donde aborda otro aspecto de los FANI: el
psicológico.
“Aunque
actualmente el foco principal esté en las evidencias y características físicas
en torno a estos fenómenos anómalos, no podemos olvidarnos de algo
transcendental: el factor humano”, subraya el profesor, quien recuerda que cada
avistamiento lo suele realizar una o varias personas, “y esto tiene un impacto
psicológico, interviniendo variables perceptivas, cognitivas y emocionales”.
En
muchas ocasiones se ha achacado precisamente a estas variables psicológicas la
explicación del fenómeno, por posibles alucinaciones, fallos perceptivos,
trauma, engaño o interés personal de los testigos. De hecho, los relatos de
muchos de ellos y ciertas imágenes de los FANI no son consistentes ni se pueden
usar para sacar conclusiones válidas para la ciencia, según algunos
investigadores.
“Sin
embargo, el fenómeno ha continuado y el interés oficial y científico en ello ha
ido a más”, señala De la Torre, quien destaca que, “independientemente de que
muchos de estos factores de confusión en ocasiones pueden estar presentes, es
innegable que el avistamiento real de un FANI deja una huella psicológica en el
testigo, según nuestro estudio”.
Para
realizar la investigación se encuestó on line a un total de 245 personas de
todo el mundo sobre los FANI, 93 de las cuales afirmaron haber visto uno. Estas
accedían a un cuestionario exclusivo para testigos. En general, se valoró su
opinión sobre los comunicados y vídeos oficiales (algunos de El Pentágono)
relacionados con estos fenómenos, el enfoque estrictamente científico y la
búsqueda de inteligencia extraterrestre, entre otros aspectos. Algunos de los
participantes formaban parte de grupos de discusión del Instituto SETI.
La
tríada de compromiso psicológico profundo con los FANI incluye la presencia
casi diaria del tema en la mente del testigo, un interés reconocido por la
propia persona y una necesidad de hablar sobre ello
“Los
resultados revelaron un patrón interesante en los testigos directos: un efecto
transformador y una forma benigna de interés obsesivo no patológico en el tema,
que definimos como la tríada de compromiso psicológico profundo de estos
fenómenos anómalos no identificados”, explica De la Torre, quien destaca “el
nivel educativo relativamente alto” de los encuestados.
Los
tres elementos de la tríada de la profunda vinculación psicológica con los FANI
son la presencia del tema en la mente del testigo casi a diario, un interés por
este asunto reconocido por la propia persona y una necesidad de hablar sobre
él, aunque no necesariamente sobre el suceso concreto que experimentara.
“Se
crea una especie de vínculo entre los FANI y los sujetos”, subraya el profesor,
“y los testigos directos experimentan como un evento que les cambia la vida y
la percepción de nuestro lugar en el cosmos. Estos aspectos psicológicos son
cuantitativa y cualitativamente objetivables, aunque es verdad que se necesita más
investigación al respecto”.
Los
testigos directos experimentan como un evento que les cambia la vida y la
percepción de nuestro lugar en el cosmos, unos aspectos psicológicos
objetivables, pero se necesita más investigación
Gabriel
G. de la Torre (UCA)
“Mientras
se buscan respuestas en la física, no debemos olvidar algo aún más relevante,
los testigos –continúa–. Una vía de estudio interesante será el aspecto
fisiológico y neurológico. Espero que este estudio sirva para superar el
estigma y que cada vez más trabajos científicos ayuden a explicar los FANI,
cuyo origen desconocemos. Algunas hipótesis apuntan a sucesos naturales por
descubrir, tecnología de potencias militares terrestres o incluso seres
inteligentes desconocidos, pero la realidad es que no lo sabemos”.
El
profesor concluye con una reflexión: “Vivimos en una sociedad donde la
tecnología está ocupando cada vez más facetas de nuestra vida, todo se
digitaliza, pero debemos preguntarnos algo muy simple y que hasta ahora hemos
evitado. Si los humanos pudiéramos algún día visitar o explorar otros mundos
con vida inteligente, ¿qué nos interesaría más, su tecnología o precisamente
cómo es esa otra vida inteligente?”.
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