Beelzebufo, la rana gigante que se alimentaba de dinosaurios
Hace 70 millones de años, la isla de Madagascar fue
el hábitat de una rana gigante. Posiblemente, la más grande de la historia.
Lógicamente, en esa época no había en la Tierra humanos que pudieran
bautizarla, por lo que se le dio nombre a partir de sus fósiles: Beelzebufo
ampinga. No había humanos, pero sí dinosaurios. De hecho, se cree que estos
pudieron formar parte de su dieta.
Si estás imaginando a una rana gigante haciendo
trizas a un Tiranosaurus rex, deberías relajar un poco tus expectativas. Este
anfibio midió unos 41 centímetros de longitud y pesó alrededor de 4,5 kilos.
Bastaría un zarpazo del rey de los dinosaurios para acabar con ella. Pero sí
que es posible que se alimentase de crías o dinosaurios jóvenes.
Los científicos han llegado a esta conclusión tras
analizar la mordida de uno de sus parientes vivos más cercanos: el escuerzo. Si
se extrapola a un animal mucho más grande, de las dimensiones de la rana
gigante, podrían haber comido dinosaurios pequeños sin problemas. Puede que no
sea tan aterrador como la imagen que nos viene a la mente en un principio, pero
igualmente resulta sorprendente.
Esta rana gigante fue descrita por primera vez en
2008, más de una década después de que se encontrasen sus primeros restos
fósiles. Los científicos que la analizaron la bautizaron como Beelzebufo
ampinga por el latín Beelzebub, que significa diablo, y bufo, que quiere decir
sapo. Ampinga, en cambio, significa blindado y hace referencia a un escudo óseo
que se encuentra sobre su cabeza.
Lógicamente, lo primero que llamó la atención fue el
tamaño de este anfibio. El análisis de sus fósiles demostraba que debieron
medir unos 40 centímetros de longitud, mucho más que cualquier rana o sapo
actual. Además, posiblemente tenía una boca flexible, que le permitía comer
animales de gran tamaño.
Por otro lado, el estudio de los fósiles demostró
que sus parientes vivos más cercanos son los anfibios del género Ceratophrys,
conocidos popularmente como escuerzos. Son animales carnívoros, con colmillos y
muy agresivos. Totalmente distintos a las ranas a las que estamos
acostumbrados. Se alimentan de animales pequeños, como roedores o pájaros y
solo miden un máximo de 20 centímetros en casos extremos. ¿Qué no podría
haberse comido una rana gigante del doble de longitud que los escuerzos más
grandes?
Para responder a esta pregunta, otro equipo de
científicos llevó a cabo un estudio sencillo. Tomó a un grupo de ranas de la
especie Ceratophrys cranwelli y les hizo morder una barra para calcular la
fuerza de su mordida. Esto fue suficiente para calcular que, con las
dimensiones del Beelzebufo, sus presas podrían haber tenido un tamaño
considerable.
No es posible saber cuáles fueron los dinosaurios
que se encontraban en el menú de esta rana gigante. Sin embargo, si nos fijamos
en los animales que vivían en Madagascar aproximadamente en la misma época,
encontramos principalmente a dos candidatos. Por un lado, tenemos el Rahonavis,
un pequeño terópodo insectívoro, de 40 centímetros de longitud y 15 centímetros
de altura. Y, por otro lado, aunque un poco más grande, nos encontramos con el
Masiakasaurus. Este era más grande, con unos 2 metros de longitud y 70
centímetros de altura. No obstante, los científicos no descartan que sus crías
pudiesen ser presas fáciles para el Beelzebufo.
Lo mismo ocurre con crías de cocodrilos o lagartos.
Según los estudios, debieron ser muchos los animales que temieron a esta rana
gigante.
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