Detectan hantavirus en topillos de España
Los viromas de la vida silvestre albergan zoonosis
potencialmente amenazantes para los humanos que requieren de un mayor esfuerzo
de identificación y vigilancia. Y es que los roedores se consideran los
principales reservorios de zoonosis emergentes.
Las grandes fluctuaciones de población de las
especies reservorio desempeñan un papel clave en la modulación del riesgo de
infección. Los cambios antropogénicos en el uso de la tierra, la
intensificación agrícola y el riego también favorecen las invasiones de
roedores y el riesgo de propagación de patógenos.
El topillo común (Microtus arvalis) es un roedor muy
extendido que habita en paisajes agrícolas intensivos en el noroeste de España,
donde el número de habitantes y la prevalencia de patógenos conducen a la
propagación de bacterias zoonósicas como Francisella tularensis y Bartonella
spp.
Un grupo de investigadores de la Universidad de
Valladolid y el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos han llevado
a cabo un estudio de prevalencia de virus zoonósicos transmitidos por roedores
y han detectado una serie de patógenos (hantavirus, arenavirus [virus de la
coriomeningitis linfocítica (LCMV)] y ortopoxvirus) entre los pequeños
mamíferos que habitan en zonas agrícolas.
El estudio se llevó a cabo en áreas de cultivo
intensivo en la región de Tierra de Campos de Castilla y León, donde la
población de pequeños mamíferos se compone principalmente de 4 especies:
topillo común, ratón de campo de cola larga (Apodemus sylvaticus), el ratón del
Mediterráneo occidental (Mus spretus) y la musaraña de dientes blancos
(Crocidura russula).
Para llevar a cabo la investigación, atraparon
pequeños mamíferos vivos entre marzo de 2013 y marzo de 2019 y recolectaron
muestras de sangre, bazo, hígado y pulmones. Finalmente, detectaron IgG de
hantavirus, LCMV y ortopoxvirus específicos en muestras de suero mediante el
uso de un ensayo de inmunofluorescencia. También llevaron a cabo un ensayo
molecular mediante PCR para detectar los patógenos.
En total examinaron 526 animales de 4 especies para
detectar la presencia de estos 3 virus y encontraron evidencia de infección por
hantavirus solo en topillos comunes, con una prevalencia promedio de 1,6%.
Así, revelan que se detectaron resultados positivos
para la infección por LCMV (ya sea mediante ensayo de inmunofluorescencia o
PCR) en el 5,9% de los ratones de campo de cola larga 11,1% de musarañas, y
2,2% de topillos comunes (10/458).
Los anticuerpos de Orthopoxvirus estuvieron presente
en el 1,3% topillos (5/382) y en el 48% de ratones del Mediterráneo occidental
y se observaron diferencias significativas entre ambas especies.
En ratones de campo de cola larga, solo detectaron
LCMV durante el verano (julio), mientras que en topillos comunes no encontraron
ningún efecto de la fase del ciclo o el mes en la prevalencia del virus, aunque
la prevalencia de LCMV difirió entre sexos y fue mayor en machos (3,7 %) que en
hembras (0,8%).
“Nuestro estudio detectó hantavirus en un reservorio
de roedores salvajes en España. La prevalencia reportada fue baja (1,6%) y no
difirió entre las fases del ciclo poblacional del topillo común”, apuntan.
Sin embargo, los autores advierten que la dinámica
cíclica de este roedor huésped, que albergaba las 3 especies de virus
examinadas, puede influir en los riesgos asociados con el contacto con roedores
infectados.
“Los topillos comunes pueden alcanzar densidades de
hasta 1.000 por hectárea durante los picos de población, por lo que la
proporción infectada puede convertirse en un problema de salud pública considerable.
El riesgo de infección por ortopoxvirus es motivo de creciente preocupación en
Europa debido a la falta de vacunación contra la viruela entre la población
humana menor de 45 años”, avisan.
Por otro lado, debido a que cerca de la mitad de
todos los ratones del Mediterráneo occidental analizados dieron positivo para
el ortopoxvirus, el riesgo potencial de transmisión del virus de este roedor a
los humanos debe considerarse y confirmarse con tamaños de muestra más grandes.
“Se requiere más investigación sobre la naturaleza
molecular y la infectividad de los hantavirus y ortopoxvirus detectados, así
como sus vías de circulación, lo que ayudará a descubrir posibles vías de
transmisión y determinar con mayor precisión el nivel de riesgo de infección
para las poblaciones humanas”.
Los investigadores explican que las autoridades
locales pueden utilizar sus resultados para refinar la vigilancia del virus,
incluido el diagnóstico clínico de nuevos virus, y mejorar las estrategias de
salud pública para prevenir y minimizar los riesgos zoonósicos para las
personas que viven en áreas afectadas de manera recurrente por brotes
relacionados con topillos comunes.
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