Vuelven los barcos voladores al Mediterráneo
Esta mañana, en la playa de Gavà, se ha podido ver
otro espectacular barco volador. La magia de la Fata Morgana nos ha vuelto a
deleitar con su fantasía, como se aprecia en esta fotografía que he captado
para Las Fotos de los Lectores de La Vanguardia.
El efecto Fata Morgana recibe su nombre del italiano
fata Morgana (es decir, hada Morgana), en referencia a la hermanastra del Rey
Arturo (Morgan le Fay) que, según la leyenda, era un hada cambiante.
Es un espejismo o ilusión óptica que se debe a una
inversión de temperatura. Objetos que se encuentran en el horizonte como, por
ejemplo, islas, acantilados, barcos o témpanos de hielo, adquieren una
apariencia alargada y elevada, similar a "castillos de cuentos de
hadas". O, como en este caso del barco, parecen "volar".
Cada vez hay más referencias a este fenómeno frente
a la costa de Barcelona como consecuencia de dos factores: las condiciones
meteorológicas favorables para generar el efecto Fata Morgana y el importante
tráfico de grandes buques, ya sean cruceros o barcos mercantes, que hay en el
puerto barcelonés.
Incluso cuando se juntan el efecto Fata Morgana con
alguno de los grandes buques de contenedores de mercancías que pasan por la
costa de Barcelona, se producen fenómenos tan espectaculares como las ciudades
flotantes de rascacielos.
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