El Homo sapiens ya comía marisco hace 15.000 años
Todas las evidencias científicas apuntaban que eran,
sobre todo, recolectores y cazadores, pero un equipo de investigadores ha
demostrado ahora que el Homo sapiens ya mostró su interés por el marisco y el
"pescaíto" hace al menos unos 15.000 años.
Lo ha comprobado un equipo de investigadores
españoles tras analizar los restos fósiles de la cueva de la Victoria, en la
localidad malagueña de Rincón de la Victoria, donde han comprobado que aquellos
humanos adquirían recursos marinos mediante técnicas de marisqueo, que
practicaban el "rebalaje" para pescar y hasta capturaban mamíferos
varados en la arena.
Los resultados de la investigación, que se han
publicado en la revista científica Heliyon del grupo Cell Press, se suman a los
que ya se han publicado durante los últimos años y que revelan la importancia
de las cuevas paleolíticas del sur de la península Ibérica, en las que se han
datado las pinturas rupestres más antiguas del mundo (de hace unos 65.000 años)
-en la cueva malagueña de Ardales- y por las que pasaron numerosas culturas
antiguas durante casi 60.000 años.
Los restos ahora analizados corresponden al
paleolítico tardío, al periodo Magdaleniense (hace unos 15.000 años) y son en
su mayoría herramientas de piedra y objetos de adorno, además de restos humanos
y animales que han ayudado a los investigadores a comprender las estrategias de
subsistencia de los habitantes de esa cueva en aquella época y a compararlas
con los pobladores de otras áreas.
Continuando con las pesquisas que ya inició hace
cincuenta años el arqueólogo Francisco Javier Fortea -ya fallecido-,
investigadores de varias universidades españolas (de Salamanca, Valencia, País
Vasco y de la UNED), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
y del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) han demostrado ahora que la
base proteínica de la dieta mediterránea estaba ya en pleno funcionamiento
durante el paleolítico en la bahía de Málaga.
La aplicación de modernas tecnologías les ha
permitido profundizar en la interpretación de los restos arqueológicos y el
arte rupestre de esta cavidad, consolidada como un laboratorio
"excepcional", según los investigadores, para conocer las costumbres
de las poblaciones paleolíticas del sur de Europa.
Así, este trabajo ha permitido demostrar que
mientras en el resto de Europa el Homo sapiens -hace 15.000 años- basaba su
dieta en el reno o el bisonte, en la Costa del Sol ya había incorporado el
pescado, el marisco o la carne de conejo.
La arqueóloga María del Mar Espejo ha observado que
el humano del Paleolítico era "cazador, recolector y pescador", pero
su faceta como pescador era poco conocida, por lo que la colección de fauna
marina hallada en el interior de la cueva es especialmente interesante.
En declaraciones a EFE, la investigadora
-responsable además de la empresa Ardalestur que gestiona las visitas
culturales a varias de estas cuevas- ha recordado que muchos de los restos que
se habían extraído de este yacimiento permanecían en la Universidad de
Salamanca como elementos "secundarios" de otros grandes hallazgos,
pero han cobrado ahora un nuevo valor ecológico y cronológico.
Esta cavidad está situada a solo 70 metros del nivel
del mar y alberga un doble yacimiento -arqueológico y artístico- y en sus salas
y galerías se conservan numerosos vestigios de las dos grandes etapas
prehistóricas (Paleolítico y Neolítico).
Los científicos que han trabajado en la zona y que
han analizado ahora los restos arqueológicos depositados en la Universidad de
Salamanca desde hace décadas han corroborado que algunas salas estaban
vinculadas con ocupaciones humanas paleolíticas y otras habrían servido como
depósitos funerarios durante el Neolítico. Y sus paredes reflejan también esa
transición, con pinturas (manos y fauna) características de la época
paleolítica y el arte rupestre propio de la fase neolítica (representaciones
humanas esquematizadas), que convive en la Cueva de la Victoria con restos
humanos.
Los análisis que se han realizado han permitido a
los investigadores determinar que el "sapiens" incluyó en su dieta a
finales del Paleolítico -hace entre 13.500 y 15.000 años- varios tipos de peces
(sargo, dorada o breca), moluscos (concha, berberecho, viera, mejillón o
coquina), crustáceos (varios tipos de cangrejo) y mamíferos marinos (delfín y
restos de la piel de ballena), además de varios animales terrestres (conejo,
cabra, caballo, ciervo o jabalí).
Solo tres especies llegaron a la cueva como fauna
"no cazada" o recolectada (un zorro, un lince y un reptil tipo
lagarto), lo que según los investigadores demuestra que los habitantes de la
zona aprendieron a aprovechar los recursos naturales de dos ecosistemas muy
próximos y favorables para la alimentación: los montes de Málaga y la costa.
María del Mar Espejo ha asegurado que las cuevas de
Rincón de la Victoria han sido siempre especialmente importantes para los
investigadores, pero ese interés se ha disparado en la actualidad debido a la
disponibilidad de modernas tecnologías "y al cambio de mentalidad de la
generación actual respecto al medio ambiente y a la relación de los humanos con
un espacio privilegiado".
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