Descubren el agujero negro más cercano a la Tierra a solo 1.500 años luz
A sólo 1.500 años luz de nuestro planeta, un tiro de
piedra en la escala de las distancias cósmicas, un equipo de astrónomos podría
haber descubierto el agujero negro más cercano a la Tierra. Se llama Gaia BH1 y
su masa se ha estimado en diez veces la del Sol.
Por definición, y al no emitir luz alguna, el
agujero negro en cuestión no puede verse directamente, pero los datos del
Telescopio espacial europeo Gaia hablan claro, y han revelado el 'tirón
gravitatorio' que el oscuro objeto ejerce sobre su estrella compañera, que lo
orbita y que es similar, en términos de edad y masa, a nuestro propio Sol.
Otras investigaciones ya habían encontrado
candidatos a agujeros negros cercanos, pero ninguno de ellos ha podido ser
confirmado hasta el momento. Sin embargo, Kareem El-Badry, del Centro de
Astrofísica Harvard-Smithsonian en Massachusetts y primera firmante de un
artículo recién aparecido en arXiv, está convencida de que su descubrimiento es
el mejor candidato hasta ahora. El equipo está tan seguro que Tsvei Mazeh, uno
de sus integrantes, no ha dudado en decir que está dispuesto a «apostar mi vida
en ello».
Normalmente, para que los científicos puedan
descubrirlo, un agujero negro tiene que estar haciendo 'algo' que lo delate, ya
sea devorar a su estrella compañera si forma parte de un sistema binario, lo
que le hace brillar intensamente en el rango de los rayos X, ya sea fundirse
con otro agujero negro, lo que provoca una oleada de ondas gravitacionales que
pueden ser captadas desde la Tierra.
Pero los agujeros negros inactivos, como es el caso
de Gaia BH1, resultan mucho más difíciles de detectar, porque son prácticamente
invisibles. Estos agujeros negros suelen estar lejos de cualquier fuente de
alimento, de modo que permanecen 'tranquilos' y no dan pistas sobre su
presencia. En el caso de Gaia BH1, la estrella que lo orbita está aproximadamente
a la misma distancia que la Tierra del Sol.
Los investigadores no tienen claro cómo pudo llegar
a formarse este sistema. Una posibilidad es que el agujero negro fuera
originalmente una estrella mucho más masiva que se expandió hasta convertirse en
una supergigante roja y luego colapsó, estallando quizás como supernova, aunque
en ese caso es poco probable que su estrella compañera sobreviviera. Otro
escenario posible es que el agujero negro en realidad no sea solo uno, sino dos
orbitándose estrechamente, lo que implica que en origen se trataba de un
sistema formado por tres estrellas. Por último, también cabe la posibilidad de
que la estrella compañera fuera capturada por el agujero negro mientras pasaba
cerca de él.
Ahora, El-Badry espera averiguar la verdad llevando
a cabo una serie de observaciones de seguimiento con otros telescopios, en
busca de evidencia de un agujero negro binario o incluso de planetas que
orbiten alrededor de la estrella, lo que podría sugerir que no hubo un evento
explosivo. «Definitivamente -dice- esa estrella podría tener planetas. Si
vivieras en un planeta alrededor de la estrella, el agujero negro se vería tan
brillante como Júpiter, ya que se está 'comiendo' una pequeña cantidad del
viento solar de la estrella».
Se cree que en nuestra galaxia podría haber decenas
de miles de agujeros negros como este, y los astrónomos esperan que Gaia pueda
localizar en el futuro a un buen número de ellos. Los sistemas como Gaia BH1
son, de hecho, uno de los objetivos de la misión. Según Lukasz Wyrzykowski, de
la Universidad de Varsovia, ahora, con un agujero negro tan cerca de la Tierra,
«podemos pensar en estudiarlo directamente. Normalmente no tenemos
oportunidades de estudiar estos extremos de la física».
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