Descubren un nuevo insecto atrapado en ámbar hace más de 35 millones de años
Se ha denominado Calliarcys antiquus, una especie de
insecto no descrita hasta ahora, que pertenece al orden de los efemerópteros (o
efímeras). El espécimen fue localizado por Arnold Staniczek, del Museo Estatal
de Historia Natural de Stuttgart (Alemania), en una pieza de ámbar del Báltico
con una antigüedad estimada entre 35 y 47 millones de años.
Gracias al trabajo especializado de microtomografía
dé Javier Alba-Tercedor, catedrático de Zoología de la Universidad de Granada
(UGR), se han podido obtener imágenes nítidas del insecto, que han permitido
estudiarlo y describirlo en detalle. Los resultados del trabajo se han
publicado en la revista Scientific Reports.
Plantas como las coníferas (y algunas leguminosas)
se protegen exudando resina, un líquido espeso y pegajoso. Es una reacción a
daños en la corteza. En esa resina quedan atrapados insectos de manera
frecuente, algo que ocurre desde hace millones de años, lo que ha provocado que
muchos de estos insectos hayan quedado conservados en el interior de la resina
fosilizada que conocemos como ámbar. Hay yacimientos de ámbar en diferentes
partes del mundo, incluido el norte de España, pero los yacimientos del Báltico
son los más abundantes.
“En muchos casos la conservación de los especímenes
dentro del ámbar es excelente y la transparencia del material que los envuelve
permite ver a su través y estudiarlos al microscopio con total detalle”,
explica Alba-Tercedor. “Pero en otros la transparencia no es buena, al formarse
zonas de opacidad que impiden estudiar ciertos detalles”, indica.
Ante esos casos de reducida transparencia, la
microtomografía de rayos X (una técnica similar a la que se utiliza en los
hospitales para estudiar los órganos de los pacientes) resulta de gran valor
para estudiar los especímenes fósiles conservados en ámbar.
Cuando Staniczek, reconocido especialista de
efemerópteros y con amplia experiencia en el estudio de insectos conservados en
ámbar, observó la pieza del Báltico, esta era transparente en su totalidad,
pero mostraba zonas hialinas rodeando algunas áreas, como el extremo del
abdomen, justo donde se sitúa el aparato reproductor masculino (genitalia),
imprescindible para caracterizar y poder distinguir unas especies de otras. Por
ello, contactó con Alba-Tercedor, por ser especialista en efemerópteros y por
su reconocida experiencia en el uso de la microtomografía computarizada
aplicada al estudio de insectos.
En la unidad de microtomografía del Departamento de
Zoología de la UGR, Alba-Tercedor reconstruyó la totalidad del insecto,
incluidas aquellas zonas que la opacidad del ámbar impedía observar. Gracias a
la participación de Roman Godunko, del Instituto de Entomología de la Academia
Checa de las Ciencias, se identificó la especie no descrita de efemerópteros.
Esta pertenece al género Calliarcys, cuya primera especie descrita se encuentra
en la península ibérica.
Adicionalmente, y dada la importancia de los
estudios moleculares para la caracterización de especies y para conocer su
posición evolutiva, se contactó con colegas polacos (Michal Grabowski y Tomasz
Rewicz), de la Universidad de Łódź que completaron el estudio con un análisis
de ADN de las especies actuales del género.
“En definitiva, todo comenzó con el descubrimiento
de un bonito insecto conservado en ámbar que a los ojos expertos de un
científico llamaron su atención. Y que finalmente necesitó de la entusiasta
colaboración y labor detectivesca de cinco científicos en centros de
investigación de cuatro países, que tras aplicar las últimas técnicas han
podido descubrir y describir un insecto que ha permanecido millones de años
encerrado dentro de una gota de ámbar”, resume Alba-Tercedor.
La micro-CT se basa en lograr una imagen en 3D
mediante el uso de rayos X y utiliza el mismo método de la tomografía
computarizada (TC) en medicina, pero a pequeña escala, con una resolución
enormemente aumentada, de manera que, si bien en la TC se trabaja en
resoluciones de milímetros, en micro-CT se obtienen resoluciones de alrededor
de 0,5 micrómetros.
Los nuevos nano-CT están aumentando la resolución y
las posibilidades de esta tecnología. La micro-CT representa la microscopía 3D,
donde la estructura interna de objetos a escala muy pequeña se captura de
manera no destructiva. No se requiere realizar cortes finos, ni un tratamiento
complejo previo: un solo escaneo genera muchas imágenes radiográficas con las
que obtener imágenes renderizadas 3D de alta resolución de la estructura
interna completa de la muestra, dejando la muestra intacta para posteriores
tratamientos.
A grandes rasgos, el funcionamiento consiste en una
fuente de rayos X que “ilumina” el objeto y un detector de rayos X plano que
recoge imágenes de proyección ampliadas. Mediante software de ordenador se
transforman las radiografías obtenidas de la muestra en secciones transversales
que, utilizando programas de reconstrucción volumétrica, se convierten en
imágenes tridimensionales.
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