Extrañas simetrías protegen a la Tierra de impactos destructivos
Un nuevo análisis del “caos ordenado” que
caracteriza al Sistema Solar revela cómo un conjunto de extrañas simetrías han
permitido a la Tierra evitar las colisiones planetarias durante miles de
millones de años, haciendo posible que aún sigamos aquí. Los científicos
sostienen que algunas condiciones especiales hacen posible que los planetas
internos del Sistema Solar no colisionen entre ellos de forma permanente, tal
como indicarían otros modelos.
Una investigación publicada recientemente en la
revista Physical Review X ha encontrado una posible explicación para la armonía
aparente que caracteriza al Sistema Solar y que desconcierta a los científicos:
mientras los modelos físicos indican que los planetas interiores, o sea
Mercurio, Venus, la Tierra y Marte, deberían colisionar constantemente, unas
misteriosas simetrías inhiben ese comportamiento caótico y hacen posible que el
sistema permanezca relativamente ordenado a lo largo del tiempo.
De acuerdo a un artículo publicado en Live Science,
el nuevo estudio liderado por Jacques Laskar, astrónomo del Centro Nacional de
Investigaciones Científicas (CNRS) y el Observatorio de París, ambos en
Francia, ha identificado por primera vez la presencia de simetrías en las
interacciones gravitatorias entre los planetas del Sistema Solar interior, que
crean una especie de barrera o limitación en las órbitas caóticas que siguen
los astros, reduciendo la posibilidad de impactos catastróficos.
Los científicos saben que es muy complejo predecir
la posición de estos planetas a largo plazo: esto se debe a que las órbitas de
Mercurio, Venus, la Tierra y Marte son esencialmente caóticas, por eso los
modelos físicos han sugerido que los planetas internos ya deberían haber
chocado entre sí en reiteradas ocasiones o haber expulsado a alguno de los
cuerpos planetarios del sistema. ¿Cómo puede explicarse que esto no haya
sucedido?
Según indican los modelos físicos y matemáticos
antes mencionados, la incertidumbre en cuanto a la posición de los planetas
solo puede incrementarse con el tiempo: si la incertidumbre inicial en la
posición de un planeta es de 15 metros, 10 millones de años después dicha
incertidumbre sería de 150 metros, mientras que luego de 100 millones de años
la incertidumbre alcanzaría los 150 millones de kilómetros, o sea
aproximadamente la distancia entre la Tierra y el Sol.
En líneas generales, es muy complejo determinar
dónde está cada planeta con exactitud luego de un plazo temporal determinado.
Considerando que el Sistema Solar tiene más de 4.500 millones de años, los
eventos dramáticos y las colisiones entre planetas deberían haber sido algo
habitual: todo indica que un conjunto de parámetros matemáticos hasta hoy desconocidos
“protegen” a estas órbitas caóticas de los constantes choques.
Para explicarlo, Laskar y su equipo simularon las
trayectorias internas de un planeta en nuestro sistema estelar durante los
próximos 5 mil millones de años. Descubrieron que existe solo un 1 % de
probabilidad de una colisión planetaria. Siguiendo el mismo enfoque, calcularon
que el escenario necesario para que cualquiera de los planetas interiores
colisione tomaría alrededor de 30 mil millones de años.
A partir de estos datos, revelaron la presencia de
"simetrías" o "cantidades conservadas" en las interacciones
gravitatorias que tienen lugar entre los planetas, las cuales funcionan como un
límite para un teórico encuentro cercano y destructivo. Según los científicos, estas
cantidades emergentes permanecen casi constantes e inhiben ciertos movimientos
caóticos, aunque no los evitan por completo.
En consecuencia, de la misma forma que si levantamos
sutilmente un plato con comida su contenido permanecerá en el recipiente,
aunque no evitaremos que un porcentaje menor se caiga, estas extrañas simetrías
y cantidades constantes sustentan la aparente estabilidad de nuestro Sistema
Solar, permitiendo que todo siga un curso relativamente pacífico.
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