Dos sondas se unirán en las inmediaciones del Sol para acercarse a la corona solar
La atmósfera exterior del Sol se denomina corona.
Está formada por un gas cargado eléctricamente conocido como plasma y tiene una
temperatura de alrededor de un millón de grados centígrados. Su temperatura es
un misterio, ya que la superficie del Sol solo alcanza unos 6.000 grados.
¿Cómo puede ser? La corona debería ser más fría que
la superficie porque la energía del Sol procede del horno nuclear de su núcleo,
y las cosas se enfrían de forma natural cuanto más se alejan de la fuente de
calor. Sin embargo, la corona es más de 150 veces más caliente que la
superficie.
Debe existir otro método para transferir energía al
plasma, pero ¿cuál? Desde hace tiempo se sospecha que las turbulencias de la
atmósfera solar pueden provocar un calentamiento importante del plasma de la
corona. Pero cuando se trata de investigar este fenómeno, los físicos solares
se encuentran con un problema práctico: es imposible reunir todos los datos que
necesitan con una sola nave espacial.
Hay dos formas de investigar el Sol: la
teledetección y las mediciones in situ. En la teledetección, la nave espacial
se sitúa a cierta distancia y utiliza cámaras para observar nuestra estrella y
su atmósfera en diferentes longitudes de onda. Por su parte, en las mediciones
in situ, la nave vuela a través de la región que desea investigar y realiza
mediciones de las partículas y los campos magnéticos de esa parte del espacio.
Ambos enfoques tienen sus ventajas. La teledetección
muestra los resultados a gran escala, pero no los detalles de los procesos que
tienen lugar en el plasma. Por su parte, las mediciones in situ proporcionan
información muy específica sobre los procesos a pequeña escala en el plasma
pero no muestran cómo afectan a gran escala.
Para obtener una imagen completa, se necesitan dos
naves espaciales. Esto es exactamente lo que los físicos solares tienen
actualmente con Solar Orbiter, dirigida por la ESA, y la Parker Solar Probe, de
la NASA.
Solar Orbiter (en la que también colabora la NASA)
está diseñada para acercarse al Sol todo lo posible y realizar operaciones de
teledetección y mediciones in situ. Parker Solar Probe renuncia en gran medida
a la teledetección del Sol para acercarse aún más y realizar sus mediciones in
situ.
Pero para aprovechar al máximo sus enfoques
complementarios, Parker Solar Probe tendría que estar dentro del campo de
visión de uno de los instrumentos de Solar Orbiter. De ese modo, la segunda
podría registrar las consecuencias a gran escala de lo que la primera estuviera
midiendo in situ.
Daniele Telloni, investigador del Instituto Nacional
Italiano de Astrofísica (INAF) en el Observatorio Astrofísico de Turín, forma
parte del equipo responsable del instrumento Metis del Solar Orbiter.
Metis es un coronógrafo que bloquea la luz de la
superficie del Sol y toma imágenes de la corona. Es el instrumento perfecto
para las mediciones a gran escala, por lo que Daniele comenzó a buscar los
momentos en los que Parker Solar Probe se alinearía.
Descubrió que el 1 de junio de 2022, las dos naves
espaciales estarían en la configuración orbital correcta, casi. Esencialmente,
Solar Orbiter estaría mirando al Sol y Parker Solar Probe estaría justo al
lado, tentadoramente cerca pero justo fuera del campo de visión del instrumento
Metis.
Cuando Daniele se planteó el problema, se dio cuenta
de que todo lo que hacía falta para que Parker Solar Probe estuviera a la vista
era un poco de ‘gimnasia’ con Solar Orbiter: un giro de 45 grados y luego apuntarlo
ligeramente lejos del Sol.
Pero cuando todas las maniobras de una misión
espacial están cuidadosamente planificadas de antemano, y las propias naves
espaciales están diseñadas para apuntar solo en direcciones muy concretas,
sobre todo cuando se enfrentan al temible calor del Sol, no estaba claro que el
equipo de operaciones de la nave autorizara semejante desviación. Sin embargo,
una vez que todos tuvieron claro el rendimiento científico potencial, la
decisión fue un claro "sí".
Las dos naves han producido las primeras mediciones
simultáneas de la configuración a gran escala de la corona solar y de las propiedades
microfísicas del plasma
El giro y el apuntamiento siguieron adelante. La
Parker Solar Probe entró en el campo de visión y, juntas, las naves espaciales
produjeron las primeras mediciones simultáneas de la configuración a gran
escala de la corona solar y de las propiedades microfísicas del plasma.
"Este trabajo es el resultado de la
contribución de muchísimas personas", afirma Daniele, que dirigió el
análisis de los conjuntos de datos. Trabajando juntas, han podido realizar la
primera estimación combinada observacional e in situ de la tasa de
calentamiento coronal. Ahora publican los resultados en The Astrophysical
Journal Letters.
"La posibilidad de utilizar tanto el Solar
Orbiter como la Parker Solar Probe ha abierto realmente una dimensión
completamente nueva en esta investigación", afirma Gary Zank, de la
Universidad de Alabama en Huntsville (EE UU) y coautor del estudio.
Al comparar el nuevo índice medido con las
predicciones teóricas realizadas por los físicos solares a lo largo de los
años, Daniele ha demostrado que los físicos solares estaban casi con toda
seguridad en lo cierto al identificar la turbulencia como una forma de transferir
energía.
La forma concreta en que lo hace la turbulencia no
es muy distinta de lo que ocurre cuando se remueve el café por la mañana. Al
estimular los movimientos aleatorios de un fluido, ya sea un gas o un líquido,
la energía se transfiere a escalas cada vez más pequeñas, lo que culmina en la
transformación de la energía en calor.
En el caso de la corona solar, el fluido también
está magnetizado, por lo que la energía magnética almacenada también está
disponible para ser convertida en calor.
La transferencia de energía magnética y de
movimiento de escalas mayores a menores genera la turbulencia y, a escala
pequeña, las fluctuaciones interactúan con partículas y las calientan
Esta transferencia de energía magnética y de
movimiento de escalas mayores a menores es la esencia misma de la turbulencia.
En las escalas más pequeñas, permite que las fluctuaciones interactúen
finalmente con partículas individuales, en su mayoría protones, y las
calienten.
Hay que seguir trabajando antes de poder decir que el
problema del calentamiento solar está resuelto, pero ahora, gracias al trabajo
de Daniele, los físicos solares tienen su primera medición de este proceso.
"Se trata de una primicia científica. Este
trabajo representa un importante paso adelante en la resolución del problema
del calentamiento coronal", concluye Daniel Müller, otro de los
científicos del proyecto.
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