El ADN de sedimentos reescribe la historia neandertal de Atapuerca
En 2017, un nuevo método basado en la paleogenética obró parte del milagro al conseguir extraer ADN mitocondrial de los sedimentos de una serie de yacimientos; una técnica barata y casi inagotable que daba la oportunidad de encontrar restos que hasta entonces eran invisibles para los paleontólogos.
Pero aunque tecnológicamente la técnica fue un
avance, el ADN mitocondrial no es suficiente para identificar completamente a
los habitantes de las cuevas porque, aunque es más abundante y fácil de
extraer, solo se transmite vía materna, lo que significa que únicamente da
información genética sobre el linaje materno; es una información incompleta.
Un estudio publicado en Science y liderado por
Benjamin Vernot, del grupo de genética evolutiva del Instituto Max Planck de
Antropología de Alemania, ha logrado recuperar ADN nuclear de varios individuos
neandertales en el sedimento de tres cuevas prehistóricas, dos en Siberia
(Denisova y Chagyrscaya) y una en Atapuerca, Burgos (norte de España), la denominada
Galería de las Estatuas.
"Este avance es una revolución porque abre de
par en par la puerta a futuras investigaciones. Podremos hacer análisis y saber
quiénes han morado en las cuevas prehistóricas sin necesidad de contar con
restos humanos. Es algo increíble", explican a EFE los investigadores del
equipo de Atapuerca liderado por el paleontólogo español y director científico
del Museo de la Evolución Humana, Juan Luis Arsuaga.
Y es que, a diferencia del ADN mitocondrial, el ADN
nuclear se encuentra unicamente en el núcleo de las células y contiene
muchísima información genética (3,200 millones de pares de bases frente a los
16,000 pares del ADN mitocondrial), pero también es mucho más difícil de
conservar y, por tanto, es mucho más escaso.
Sin embargo, la nueva tecnología busca regiones de
genoma concretas, lo que permite no solo "pescar" el ADN nuclear,
sino también descartar todo lo demás, como el ADN los microbios, bacterias y
animales. "Si hay ADN nuclear, esta técnica lo encuentra. Solo hace falta
que se den las condiciones necesarias para su conservación", explican los
investigadores.
La temperatura, por ejemplo, es un factor
fundamental para la conservación del ADN, por lo que, hay más probabilidades de
encontrar ADN en los yacimientos del hemisferio norte, aunque si hubiera algún
resto conservado en África, esta técnica lo encontraría.
Para probar el método, los investigadores trabajaron
en dos yacimientos paleolíticos de entre 200,000 y 50,000 años de antigüedad
del sur de Siberia y en la Galería de las Estatuas (Atapuerca), un lugar
"anómalo" que quedó "sellado" por capas de calcita que,
además de impedir que los Homo sapiens accedieran al interior, ayudaron a que
la cueva mantuviese unas condiciones de temperatura y humedad estables durante
miles de años.
En las excavaciones realizadas en Estatuas desde
2008 y dirigidas por Arsuaga, se habían encontrado herramientas líticas
neandertales y restos de animales de hace entre 115,000 y 70,000 años pero
únicamente apareció un fósil: la falange de un pie de un neandertal (de unos 110,000
años).
Ahora, la nueva técnica ha permitido recuperar ADN
mitocondrial y nuclear de los sedimentos y descubrir que el lugar fue ocupado
por distintos linajes de neandertales: el nivel inferior, más antiguo, fue
ocupado por una población arcaica a la que pertenecía el fósil hallado,
mientras que en el nivel superior se identificaron restos genéticos de al menos
cuatro mujeres de una población neandertal diferente y más moderna, de unos
80,000 años.
Estos hallazgos demuestran que en Atapuerca hubo un
reemplazo de la población neandertal hace unos 100,000 años, un cambio que
probablemente fue consecuencia de una modificación de las condiciones
climáticas y ambientales, sugieren los autores.
Por el contrario, en el caso de la cueva siberiana
de Chagyrscaya, el estudio constata que el lugar siempre estuvo ocupado por la
misma población neandertal.
En cualquier caso, esto es solo el principio, porque
tal y como señalan los autores del estudio, el nuevo método puede ampliar
"considerablemente" los sitios en los que podrá recuperarse ADN
nuclear de los homínidos.
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