Constelación de Ofiuco, el espejo del Sistema Solar primigenio
Una región de formación estelar activa en la constelación de Ofiuco está proporcionando a los astrónomos nuevos conocimientos sobre las condiciones en las que nació nuestro propio sistema solar.
En concreto, un nuevo estudio del complejo de
formación estelar de Ofiuco muestra cómo nuestro sistema solar pudo
enriquecerse con elementos radiactivos de vida corta.
Las pruebas de este proceso de enriquecimiento
existen desde la década de 1970, cuando los científicos que estudiaban ciertas
inclusiones minerales en meteoritos llegaron a la conclusión de que eran restos
prístinos del sistema solar naciente y contenían los productos de
desintegración de radionúclidos de vida corta.
Estos elementos radiactivos podrían haber sido
arrojados al naciente sistema solar por la explosión de una estrella cercana
(una supernova) o por los fuertes vientos estelares de un tipo de estrella
masiva conocida como estrella Wolf-Rayet.
Los autores del nuevo estudio, publicado en la
revista 'Nature Astronomy', utilizaron observaciones en múltiples longitudes de
onda de la región de formación estelar de Ofiuco, incluidos nuevos y
espectaculares datos en infrarrojo, para revelar las interacciones entre las
nubes de gas de formación estelar y los radionúclidos producidos en un cúmulo
cercano de estrellas jóvenes. Sus hallazgos indican que las supernovas del
cúmulo estelar son la fuente más probable de radionúclidos de corta duración en
las nubes de formación estelar.
"Lo más probable es que nuestro sistema solar
se formara en una nube molecular gigante junto a un cúmulo estelar joven, y que
una o más supernovas de algunas estrellas masivas de este cúmulo contaminaran
el gas que se convirtió en el sol y su sistema planetario", afirma el
coautor Douglas N. C. Lin, profesor emérito de astronomía y astrofísica de la
Universidad de California.
"Aunque este escenario ya se ha sugerido en el
pasado, el punto fuerte de este trabajo es utilizar observaciones de múltiples
longitudes de onda y un sofisticado análisis estadístico para deducir una
medida cuantitativa de la probabilidad del modelo", añade.
El primer autor, John Forbes, del Centro de
Astrofísica Computacional del Instituto Flatiron, señala que los datos de los
telescopios de rayos gamma basados en el espacio permiten detectar los rayos
gamma emitidos por el radionúclido de vida corta aluminio-26. "Se trata de
observaciones difíciles. Sólo podemos detectarlo de forma convincente en dos
regiones de formación estelar, y los mejores datos proceden del complejo
Ophiuchus", añade.
El complejo de nubes de Ofiuco contiene muchos
núcleos protoestelares densos en diversas etapas de formación estelar y
desarrollo de discos protoplanetarios, que representan las primeras etapas de
la formación de un sistema planetario. Al combinar datos de imágenes en
longitudes de onda que van desde los milímetros hasta los rayos gamma, los
investigadores pudieron visualizar un flujo de aluminio-26 desde el cúmulo
estelar cercano hacia la región de formación estelar de Ofiuco.
"El proceso de enriquecimiento que estamos
viendo en Ofiuco es coherente con lo que ocurrió durante la formación del
sistema solar hace 5.000 millones de años --añade Forbes--. Una vez que vimos
este bonito ejemplo de cómo podría ocurrir el proceso, nos pusimos a intentar
modelar el cúmulo estelar cercano que produjo los radionúclidos que vemos hoy
en los rayos gamma".
Forbes desarrolló un modelo que da cuenta de cada
estrella masiva que podría haber existido en esta región, incluyendo su masa,
edad y probabilidad de explotar como supernova, e incorpora los rendimientos
potenciales de aluminio-26 de los vientos estelares y las supernovas. El modelo
le permitió determinar las probabilidades de diferentes escenarios para la
producción del aluminio-26 observado.
"Ahora tenemos suficiente información para
decir que hay un 59 por ciento de probabilidades de que se deba a supernovas y
un 68 por ciento de probabilidades de que proceda de múltiples fuentes y no
sólo de una supernova", explica Forbes.
Este tipo de análisis estadístico asigna
probabilidades a escenarios que los astrónomos han estado debatiendo durante
los últimos 50 años, señala Lin. "Esta es la nueva dirección de la
astronomía, cuantificar la probabilidad", apostilla.
Los nuevos descubrimientos también muestran que la
cantidad de radionúclidos de vida corta incorporados a los sistemas estelares
en formación puede variar mucho.
"Muchos sistemas estelares nuevos nacerán con
abundancias de aluminio-26 en línea con nuestro sistema solar, pero la
variación es enorme: varios órdenes de magnitud --subraya--. Esto es importante
para la evolución temprana de los sistemas planetarios, ya que el aluminio-26
es la principal fuente de calentamiento temprana. Más aluminio-26 probablemente
significa planetas más secos".
Los datos infrarrojos, que permitieron al equipo
asomarse al corazón del complejo de formación estelar a través de nubes
polvorientas, fueron obtenidos por el coautor João Alves, de la Universidad de
Viena, como parte del estudio VISION del Observatorio Europeo Austral sobre las
guarderías estelares cercanas, utilizando el telescopio VISTA en Chile.
"No hay nada especial en Ofiuco como región de
formación estelar --precisa Alves--. Es simplemente una configuración típica de
gas y estrellas masivas jóvenes, por lo que nuestros resultados deberían ser
representativos del enriquecimiento de elementos radiactivos de vida corta en
la formación de estrellas y planetas en toda la Vía Láctea".
El equipo también utilizó datos del Observatorio
Espacial Herschel de la Agencia Espacial Europea (ESA), del satélite Planck de
la ESA y del Observatorio de Rayos Gamma Compton de la NASA.
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