Detectan un objeto metálico gigante enterrado a unos 300 km debajo de la superficie lunar
En su vasta existencia, el universo guarda millones
de misterios que los humanos desean descifrar para comprender mejor la
naturaleza del lugar en el que residimos. Para acercarnos más a esta meta, se
han realizado diversos estudios a nuestros vecinos cósmicos más cercanos. En
este sentido, en un emocionante descubrimiento, un misterioso objeto ha sido
encontrado en el lado oscuro de la Luna, revelando nuevos secretos sobre
nuestro satélite natural.
La Luna, nuestro único satélite natural, ha sido
objeto de numerosos estudios a lo largo de los años, gracias a los avances
científicos que nos han permitido explorarla y descubrir sus secretos.
Recientemente, una investigación reveló un descubrimiento fascinante debajo del
cráter más grande de la Luna, la Cuenca Aitken.
La Cuenca Aitken se encuentra en el Polo Sur de la
Luna y es considerada como el cráter más grande del Sistema Solar, con un
diámetro de aproximadamente 2.500 kilómetros y profundidades de hasta 12 km. Se
cree que se formó hace millones de años debido a impactos de asteroides.
En esta cuenca, los científicos descubrieron una
masa gigante de material metálico enterrado a unos 300 km debajo de la
superficie lunar. Este objeto, cuyo volumen aproximado es de 2×1018 kilogramos,
está compuesto principalmente de níquel y hierro, y se encuentra entre el manto
superior de la Luna y su núcleo.
Este descubrimiento ha generado gran interés en la
comunidad científica, ya que arroja luz sobre la historia y formación de la
Luna. Los expertos que llevaron a cabo este estudio, en colaboración con la
NASA, han publicado sus hallazgos en la revista Geophysical Research Letters de
la plataforma Advancing Earth and Space Science.
¿Cómo llegó
este objeto a la luna?
Tras exhaustivos análisis de toda la información recopilada,
los científicos sostienen dos hipótesis sobre la formación de la inmensa masa
metálica de 2.000 kilómetros de ancho en el cráter Aitken de la Luna. La
primera teoría sugiere que este objeto y sus materiales llegaron al satélite
hace millones de años a raíz del impacto de un asteroide en su superficie,
formando así el cráter más grande del Sistema Solar. La segunda hipótesis
plantea que esta concentración de materiales metálicos son en realidad restos
de óxidos densos enfriados, formados durante la etapa en la que la Luna era una
masa de magma lunar.
Considerando la edad de 4 mil millones de años de la
Cuenca Aitken, Peter B. James ha denominado a esta zona lunar como “uno de los
mejores laboratorios naturales para estudiar eventos de impacto catastrófico,
un proceso antiguo que ha dado forma a todos los planetas y lunas que
observamos en la actualidad”.
La investigación realizada ha permitido arrojar luz
sobre los procesos que han moldeado no solo la Luna, sino también otros cuerpos
rocosos en nuestro sistema solar. La presencia de esta masa metálica en el
cráter Aitken representa una oportunidad única para comprender mejor los
eventos de impacto catastrófico que han tenido lugar a lo largo de la historia.
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