Encuentran un feto dentro de un huevo fosilizado de una tortuga gigante prehistórica
Estando en la casa de un granjero en la provincia china de Henan en el verano de 2018, los paleontólogos Fenglu Han y Haishui Jiang le echaron un vistazo a una caja llena de piedras redondas. El granjero había encontrado el tesoro cerca de su casa en la región de Neixiang, famosa por sus huevos de dinosaurios. Pero fue uno de los orbes rocosos en especial el que llamó la atención de los científicos. Tenía el tamaño de un bola de billar, era un fósil que no se parecía en nada a los huevos de dinosaurios que habían visto hasta la fecha.
Han y Jiang, que trabajan para la Facultad de
Geociencias de la Universidad de China en Wuhan, creyeron en un primer momento
que se trataba del huevo de una nueva especie de dinosaurio. Pero, tras un
análisis más detenido, vieron que el descubrimiento era incluso más
sorprendente. Sepultado bajo la cáscara pétrea del huevo se hallaban los restos
de una tortuga gigante extinguida.
El fósil que encontró el granjero pertenecía a la
familia de las nanhsiungchelyidae, un tipo de tortugas terrestres ya extinta,
según un nuevo estudio publicado en la Proceedings of the Royal Society B. Este
tipo de reptiles llegaba a alcanzar un tamaño excepcional y caminó en la tierra
junto a los dinosaurios durante el Cretáceo, hace entre 145 millones y 66
millones de años. La tortuga que puso el huevo fosilizado, que está entre los
más grandes conocidos de aquel periodo, debía ser excepcionalmente grande y
podría tener un caparazón que sería tan largo como la altura de una persona,
según las estimaciones de el equipo.
"Claramente no se trata de tortugas
pequeñas", afirma Darla Zelenitsky, una de las autoras del nuevo estudio y
paleontóloga de la Universidad de Calgary, Alberta (Canadá).
Encontrar embriones fosilizados de cualquier especie
no es común. Los delicados tejidos y huesos de animales en desarrollo se rompen
fácilmente con el paso del tiempo. Los fetos de tortuga son incluso más raros
que los de los dinosaurios, puede que en parte porque muchos de los huevos de
tortuga son pequeño y con una cáscara muy fina, dice Zelenitsky. Son muy pocos
los embriones de tortuga que se han encontrado y ninguno en un estado lo suficientemente
bueno como para situarlo en el árbol genealógico de las tortugas.
Este último feto fosilizado ayudó al equipo a
identificar otros huevos de tortuga que pertenecían a la misma familia,
abriendo una ventana a estudiar sus antiguos comportamientos de anidado y sus
adaptaciones evolutivas.
Aunque el hallazgo de un solo fósil limita las
conclusiones a las que se puede llegar, el descubrimiento de este embrión de
tortuga antigua nos permite empezar a especular sobre la posibilidad de que
haya más ejemplares todavía por ser encontrados, cuenta Tyler Lyson,
conservador de paleontología de vertebrados del Museo de Ciencia Naturales de
Denve, Colorado (Estados Unidos), que no era parte del equipo que ha publicado
el estudio. "Es solo cuestión de tiempo".
Aunque Han y Jiang fueron los primeros en ver el
huevo fosilizado, un par de huesos espinosos que salían de una grieta que había
en uno de los lados eran la única pista sobre el tesoro que había en el
interior del huevo. El granjero accedió a que los científicos se llevaran el
huevo para estudiarlo y les llevó hasta el sitio donde encontró el extraño
fósil. Encontraron varios más, pero estos no se habían conservado tan bien a lo
largo de los milenios, cuenta Han en un email.
De vuelta en el laboratorio, los investigadores
escanearon el huevo con micro tomografía axial computarizada (CT), que usa
rayos-x para poder ver debajo de la superficie lisa y rocosa. Las imágenes de
CT desvelaron un amasijo de huesos dentro del huevo. Para darle sentido al
puzzle prehistórico, el equipo reconstruyó cada hueso en tres dimensiones y
ensamblaron virtualmente el pequeño esqueleto.
Realmente, el embrión es sorprendentemente similar
al de las tortugas modernas, comenta Raul Diaz,
un biólogo experto en la evolución de los reptiles y especializado en
embriones de la Universidad de California State en Los Ángeles (EE. UU). Se
fija en las costillas aplanadas del embrión, que se hubieran endurecido y
expandido a medida que crecía la tortuga para crear la estructura interior del
caparazón protector. "En mi cabeza, es casi lo mismo de lo que me podría
encontrar en mi laboratorio", afirma Diaz, que no ha sido parte del nuevo
estudio.
Aun así, hubo algunas características clave que
ayudaron a identificar la familia específica de la antigua tortuga. La
mandíbula superior, por ejemplo, es muy parecida a la de las
nanhsiungchelyidae, explica Zelenitsky, debido a su forma ligeramente cuadrada
y perfil serrado de la parte posterior.
.-
Comentarios
Publicar un comentario