Las “zonas muertas” se extienden por los océanos del mundo

 

El océano está perdiendo oxígeno a niveles alarmantes y con ello, la vida marina está en riesgo en las denominadas ‘zonas muertas’.

Sólo al esquivar las olas del mar en tempestad fue que Brett Jameson, biólogo oceanógrafo de la Universidad de Victoria, se dio cuenta de la gravedad del asunto. Conocidas como ‘zonas muertas‘, se trata de espacios entre las aguas en los que hay índices mínimos —casi nulos— de oxígeno. Por tanto, la vida marina no puede desarrollarse. Originalmente, se pensaba que el problema radicaba en que se estaban extendiendo cada vez más. Hoy, nueva evidencia delinea un horizonte aún más devastador.

Hostiles e inhabitables, las zonas muertas en los océanos no ofrecen un ambiente apto para la vida como la conocemos en los mares. A pesar de que se presentan de manera natural en algunas áreas, estas ‘zonas muertas’ se han ensanchado por la presencia de una especie microscópica de algas que, al descomponerse, consumen todo el oxígeno disponible.

En consecuencia, los sedimentos debajo de las aguas empobrecidas se han convertido en una fuente considerable de óxido nitroso (N2O), conocido comúnmente como ‘gas de la risa‘. En estado gaseoso, se libera a la atmósfera con el movimiento de las aguas. El problema radica en que, en términos de efecto invernadero, es 300 veces más poderoso que el dióxido de carbono.

¿Cuánto puede aguantar la respiración un pez? Un cuestionamiento que suena un tanto ilógico pero que, si se le piensa detenidamente, nos revela la realidad que está experimentando la vida marina a consecuencia de la pérdida de oxígeno en ciertas regiones del océano.

El biólogo Francisco Chan de la Universidad de Oregón, se preparaba para realizar su primer crucero de investigación posdoctoral, cuando recibió una inquietante llamada. El Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Oregón, le instrucciones para indagar una inusual situación en las costas del estado. Los pescadores habían informado sobre una muerte masiva de peces, cangrejos e incluso un pulpo trepó sus redes como si quisiera escapar de algo invisible en las aguas.

Chan tomó las instrucciones y partió en la embarcación en busca del culpable causante de las pérdidas de vida marina. En su mente figuraba una marea roja o incluso un derrame de petróleo, no obstante, no se encontró con ninguno de estos. No fue hasta que dejó caer sensores submarinos que se percató de lo que realmente estaba sucediendo. Los niveles de oxígeno habían caído dramáticamente de manera que las criaturas marinas intentaban huir de la asfixia desesperadamente.

Las investigaciones del biólogo lo condujeron a tratar de averiguar si este evento había sucedido con anterioridad. Pero los registros no arrojaron datos sobre el desplome de niveles de oxígeno en aquella región en el pasado. Las ‘zonas hipóxicas’ como ahora se les conoce, no suelen suceder tan cerca de la costa, por lo que había que descubrir el origen de tal acontecimiento.

¿Qué son las zonas muerta en el océano?

El tiempo no dio tregua, la hipoxia en el océano de Oregón, regresó año con año durante la misma temporada, generando ‘zonas muertas’ con bajos niveles de oxígeno. Y Chan encontró que son causadas por dos razones, la primera está dictada por la química básica. Para comprenderla, primero hay que saber que el agua que se almacena en la costa oeste de Estados Unidos comienza su viaje desde el lejano Japón, donde se hunde y fluye como corriente oceánica hasta llegar a Oregón. Pero las corrientes oceánicas están sufriendo importantes modificaciones a consecuencia del calentamiento global, la más importante es el cambio de temperatura. Y justamente aquí está la clave; el agua tibia no puede almacenar tanto gas disuelto, como lo hace el agua fría.

La segunda explicación está íntimamente relacionada con la anterior y se trata de los patrones de viento que se han visto alterados por el cambio climático. Según Chan, cuando la tensión del viento ascendente, una ráfaga que aleja el agua de la orilla del mar, golpea una bolsa de agua con poco oxígeno, crea una zona hipóxica bien definida. Pero el cambio climático de igual manera ha modificado estos procesos. Hoy en día sabemos que el calentamiento global aumenta las diferencias de presión atmosférica tierra-mar, que se traducen en aumentos en la tensión del viento.

Chan concluye que a medida que aumenten las temperaturas del viento y las corrientes marinas, podemos esperar que aumente el número de estas ‘zonas muertas’, no sólo en la costa oeste, sino en todo el mundo. Hoy en día las aguas mortales se extienden por casi 20 mil kilómetros cuadrados y son una clara señal de que el cambio climático está dejando profundos impactos en el océano y la vida que lo habita.

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