El misterio de la bombilla encendida desde hace 120 años
El pasado 18 de junio la bombilla más longeva del mundo sopló 120 velas. Se trata de una bombilla de 60 watios -aunque ahora ilumina una luz ámbar de cuatro watios- de la estación de bomberos de la ciudad de Livermore (California).
Esta
infatigable bombilla tiene su hueco en el Libro Guinness de los Records, en
donde está reconocida como la bombilla más duradera de la Historia. En el año
2015 fue noticia a nivel mundial cuando cumplió su primer millón de horas de
incandescencia, una cifra astronómica si tenemos en cuenta que la vida media de
una bombilla incandescente es de entre 750 y 2.000 horas.
La
invención de la bombilla, uno de los inventos más importantes de la humanidad,
se la debemos a Thomas Alva Edison (1847-1931) un 21 de octubre de 1879. Desde
entonces las ciudades de gran parte del mundo se han ido “sembrando” de este
maravilloso invento. En estos momentos parece inconcebible pensar en una ciudad
sin bombillas. Sin ir más lejos, ¿qué pasaría en una ciudad como Bilbao, con
menos de 1.500 horas de sol al año, si no dispusiera de bombillas?
Fue
en los albores del siglo XX, un momento de ebullición constante en el mundo de
la tecnología con las invenciones de Edison y Graham Bell, cuando la estación
de bomberos decidió alumbrar de forma ininterrumpida una de sus estancias.
El
operario enroscó el casquillo de una bombilla incandescente inventada por
Adolphe A Chaillet, uno de los rivales de Edison. A partir de ese instante ha
funcionado de forma ininterrumpida, amén de los cortes de luz que se han
producido en sus 120 años de historia.
Para
hacer honor a la verdad habría que matizar que en 1976 tuvo un pequeño
descanso, el tiempo durante el cual se trasladó a una nueva estación de
bomberos –la número 6-, en la que se encuentra actualmente. El traslado duró
veintidós minutos y fue escoltada con los honores que se merecía por un camión
de bomberos y un coche de policía.
Además,
la superbombilla ha salido airosa de situaciones que a punto estuvieron de
costarle la vida, quizás de todas ellas la más grave fue el terremoto que asoló
San Francisco en 1906.
¿Qué tiene de especial?
La
bombilla fue soplada a mano por la Shelby Electric Company, de Ohio, a finales
de la década de 1890. Entre sus características destaca que el filamento es
ocho veces más grueso que el de una bombilla actual. Además, está fabricado con
carbono, un material semiconductor, que conduce mejor la electricidad al
calentarse, en comparación con un material conductor.
Si
alguno desea ver la bombilla más famosa del mundo no hace falta desplazarse
hasta Livermore, la estación de bomberos dispone de una webcam que apunta
directamente a la bombilla para transmitir al mundo que aún sigue viva.
En el momento en el que se ha escrito este artículo, la webcam ha recibido más de diecinueve millones de visitas. La verdad es que no es para menos.
Por si algún lector está interesado en el “pujante” turismo de bombillas, que sepa que en su bitácora debe incluir tres visitas adicionales en suelo estadounidense. Una al
Museo de Stockyards (Forth Worth, Texas) donde hay una bombilla que lleva luciendo desde 1908; otra en la tienda de suministros de Gasnick (Nueva York) que luce desde 1912 y, la tercera, en el cuartel de bomberos de Mágnum (Oklahoma) hay una bombilla que ilumina desde 1926.
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