Así es la flor conservada en ámbar más grande conocida
Tiene casi 40 millones de años, pero el tiempo parece no haber pasado por ella. Se trata de la flor fosilizada más grande conocida conservada en ámbar procedente de los bosques bálticos del norte de Europa, que con sus 28 milímetros de diámetro casi triplica el tamaño de otras flores conservadas. Este fósil fue descrito y nombrado originalmente en 1872, pero las investigadoras Eva-Maria Sadowski y Christa-Charlotte Hofmann volvieron a analizar la muestra recientemente, por «simple curiosidad», según cuentan a este periódico. «Vi que había polen en la muestra de color ámbar que salió de los estambres de la flor. Este polen no se había mencionado en las descripciones anteriores, así que pensé que debería echarle un vistazo más de cerca».
Los resultados del análisis de este polen mostraron
que la inclusión floral pertenecía a un género diferente al que se pensaba.
Originalmente, el botánico Robert Caspary la asignó al género Stewartia
kowalewski, pero Sadowski y Hofmann concluyeron que está estrechamente relacionada
con la especie asiática de Symplocos y propusieron un nuevo nombre para la
flor: Symplocos kowalewskii. Su estudio, acompañado de nuevas imágenes de la
flor preservada, ha sido publicado este jueves en la revista Scientific
Reports.
La flor data del Eoceno tardío, hace entre 38 y 33,9
millones de años, pero el ámbar, que es un gran conservante, la ha mantenido en
tres dimensiones y mantiene todas sus partes prácticamente intactas. Aun así,
no es fácil encontrar inclusiones así, y mucho menos tan grandes. «Las
inclusiones de plantas son más raras que las animales (solo el 1-3% de todas
las inclusiones en el ámbar báltico son inclusiones botánicas) y, en general,
no superan los 10 mm de tamaño», dice Sadowski. De ahí que esta muestra sea tan
especial.
La identificación correcta, además, proporciona una
nueva ventana hacia el entorno en el que se desarrolló este ser vivo. «Este
estudio proporciona una nueva visión del llamado 'bosque de ámbar báltico', el
área de origen del ámbar de donde se deriva esta flor. Aunque es un famoso
yacimiento de ámbar, aún sabemos poco sobre su vegetación y clima. Cada nuevo
espécimen es como una pieza de un rompecabezas que agrega nuevos conocimientos
a la imagen de este paleoecosistema. Esto nos brinda información sobre los bosques
del Eoceno tardío en Europa y cómo se veían durante ese tiempo. También nos
ayuda a sacar conclusiones sobre el clima en el pasado y cómo cambió en
comparación con el actual (los fósiles de plantas son indicadores del clima,
por ejemplo, la temperatura y la precipitación; el bosque de ámbar báltico
probablemente era un bosque templado cálido)», explica Sadowski.
Asimismo, este fósil representa el primer registro
de Symplocaceae del ámbar báltico y respalda las afinidades de su flora con los
bosques mesofíticos mixtos y de hoja ancha y perenne del este y sureste de Asia
actuales. «Nos da una idea sobre los patrones de distribución de
taxones/linajes de plantas en el pasado y cómo esta distribución cambió hasta
hoy y por qué. Por ejemplo, encontramos muchos taxones de plantas del ámbar
báltico que tienen afinidades con plantas del este y sureste de Asia moderno
(incluido el fósil de flores de este estudio) y que no se encuentran en Europa
en la actualidad», afirma la investigadora.
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