Se vende meteorito caído en León por 50.000 euros

Apenas había amanecido el Día de los Santos Inocentes de 1947 cuando un fuerte estruendo despertó al pequeño pueblo leonés de Reliegos. En un principio, los vecinos pensaron que aquello no era ninguna broma, y creyeron firmemente en que el ruido venía de un avión recién siniestrado en la calle Real, la principal vía que cruza de punta a punta la localidad.

No en balde un aeródromo militar se encontraba cerca de allí. Al llegar, en lugar de un amasijo de hierros, divisaron un objeto chamuscado de 17 kilos que se había estrellado contra el suelo, creando un hoyo de 35 centímetros. Por eso imaginaron que se trataba de una bomba sin detonar, reminiscencia de una época convulsa de la que aún quedaba el hambre. Asustados, algunos se dirigieron al puesto militar para dar aviso. Al poco tiempo se presentó Carlos Rodríguez Arango, ingeniero jefe del distrito minero de León, quien lo identificó como un meteorito: una roca caída desde el espacio.

En aquel momento pocos comprendieron que aquella piedra ennegrecida era más vieja que la propia Tierra, que hacía miles de millones de años había sido testigo del origen de nuestro Sistema Solar, y que había estado vagando desde entonces durante miles de millones de kilómetros hasta parar en seco en aquella calle. Pero lo que seguro ninguno imaginó es que tan solo un trozo de aquella roca cósmica valdría en el futuro más de ocho millones de pesetas. 50.000 (desconocidos en la época) euros.

El periplo del meteorito de Reliegos no acabó en la calle Real. Rodríguez Arango junto con el geólogo Joaquín Gómez de Llarena, partieron la roca para analizarla, y los trozos quedaron diseminados por varias instituciones: en un instituto de secundaria de León, en el Museo Geominero de Madrid y en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC). Y allí permaneció más de una década. En los sesenta, uno de los investigadores del MNCN se lo llevó a casa para analizarlo, una práctica común de la época. «No hubo afán de robo. Hay que entender que en ese momento las piezas carecían de valor. Puede que estuviera más relacionado con el olvido, la dejadez…», explica Aurelio Nieto Codina, conservador de la colección de Geología del museo. Fue él mismo quien descubrió el paradero de la roca de Reliegos hace poco cuando, investigando el mercado del comercio de meteoritos, vio que se encontraba a la venta por 50.000 euros / LEER NOTICIA COMPLETA

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