Destruir selvas para hacer calzoncillos
El tejido más utilizado del mundo procede del petróleo y cada año llena los océanos de toneladas de microplásticos. Es el poliéster. En cambio, la viscosa procede de los árboles, un recurso renovable y biodegradable. Luego está la piel de vacuno, otro material natural que, al fin y al cabo, es un subproducto de la industria cárnica. En teoría, ambas son alternativas sostenibles a los tejidos procedentes de combustibles fósiles.
En la práctica, las cadenas de suministro globales
de viscosa y cuero, complejas y opacas, están empujando a grandes marcas de
moda europeas a deforestar la Amazonía brasileña y las selvas de Borneo, en
Indonesia, tal y como indican las pesquisas recientes de la Red de
Investigaciones de Bosques Tropicales y de ONG locales e internacionales. Según
ha constatado EL PAÍS, la moda española tampoco se salva.
El viaje desde el terreno hasta el armario empieza
en el territorio de la etnia dayak, en la provincia de Kalimantan Norte, en
Borneo. La isla conserva la selva más antigua del planeta, de 130 millones de
años; tiene la especie de árbol tropical más alto del mundo (Shorea
faguetiana), equivalente a un edificio de 26 plantas; y alberga turberas, un
tipo de humedales cuyos suelos orgánicos almacenan el doble de carbono que toda
la vegetación del globo / LEER NOTICIA COMPLETA
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