Detectan por primera vez coronavirus en pingüinos de la Antártida
Un brote de COVID-19 afectó a la Base O'Higgins en diciembre de 2020. La estación de investigación científica operada por el Ejército en la Antártica informó que los contagiados eran 36 personas (26 militares y 10 civiles).
Entre ellos estaba Gonzalo Barriga, académico del
Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Chile, quien tuvo que interrumpir el primer trabajo de campo que
realizaba, en el marco de una investigación para analizar la propagación de
distintos virus entre Sudamérica y la Antártica a través de las aves
migratorias.
El investigador alcanzó a estar solamente cuatro
días en terrero junto a la estudiante de la Universidad de Chile, Johana
Loncopan, y al investigador del Instituto Antártico Chileno (INACH), Lucas
Krugger.
Sin embargo, alcanzaron a extraer en esos días 100
muestras de nidos en Punta Armonía en Isla Nelson, lo que les permitió detectar
por primera vez la presencia de coronavirus en aves de la Antártica.
“Hasta ahora, no se había descrito coronavirus en
aves de la Antártica. Nosotros no hemos visto que esté descrito este virus en
particular. Por eso, este año, y frente a la contingencia, vamos enfocados en
buscar coronavirus y sueros de animales para ver si se han enfermado con
coronavirus aviares”, comentó el investigador en Emol.
El proyecto adjudicado a fines de 2019 se propuso
indagar en el posible movimiento entre la Antártica y el Cono Sur de virus
emergentes como coronavirus, el virus de la influenza, astrovirus, norovirus,
rotavirus y hepatitis mediante la migración de aves silvestres.
“A través de ensayos de diagnóstico molecular y
serológicos, determinaremos la presencia de estos virus y su potencial
zoonótico. En paralelo, realizaremos una evaluación del bienestar de cada
individuo. Una vez identificados los virus, se secuenciará su genoma para
determinar la diversidad de patógenos virales portados por cada especie.
Además, se hará una comparación con virus similares detectados en la Patagonia
argentina y chilena. Estos datos aportarán información para generar políticas
de vigilancia de virus emergentes en Antártica y para pesquisar la introducción
de virus exóticos”, expresó el científico.
El académico explicó que no se ha comprobado que las
aves u otras especies de la zona puedan infectarse con SARS-CoV-2, no obstante,
la campaña de este año tendrá el foco en la posibilidad de que el virus esté
presente en animales donde ocurrió el brote.
“Partí en el 2018 la línea de investigación para
buscar coronavirus en murciélagos, pero no imaginaba que esto iba a detonar una
pandemia. Luego, este proyecto en la Antártica coincidió con la contingencia”,
sostuvo Gonzalo Barriga.
Además explicó que "no puede descartarse que el
patógeno haya llegado al entorno y hubiese algún mamífero marino o pájaro que
haya desarrollado suero positivo con anticuerpos contra el virus”.
En ese mismo sentido, comentó que los animales “no
necesariamente tienen que haberse enfermado y desarrollar síntomas, también
pueden ser portadores. El virus se puede haber replicado y dividido en ellos,
el cuerpo del ave puede haber reconocido esto como algo ajeno, lo que
produciría anticuerpos que podremos reconocer en el laboratorio. Eso es parte
de lo que queremos describir también este año. Por un lado, trabajar en el
brote que hubo en este lugar y, por otra parte, describir los virus que están
asociados a los objetivos de nuestro proyecto: influenza, coronavirus y otros
varios virus intestinales”.
Por otra parte, Barriga explicó que si bien el hecho
de que se detecte la presencia de SARS-CoV-2 y otras variantes del virus en la
fauna antártica es una mala noticia por distintas razones, esto no significa que
el virus afectará de manera letal a la población animal de la zona.
“Que repliquen el virus no necesariamente está
asociado a que tengan una enfermedad, podrían ser solo portadores, algo que
ocurre bastante con la influenza en aves, que actúan como reservorios, pero
muchas veces no tienen ningún síntoma. Nosotros vamos con el objetivo de
determinar si este brote que hubo en la Base O’Higgins está asociado a la
presencia de SARS-CoV-2 en especies silvestres de los alrededores, proceso que
se conoce como zoonosis reversa”, manifestó.
No obstante, que ya hayan detectado coronavirus
aviares en territorio antártico es una señal de alerta, según el investigador.
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