Las especies invasoras que viajan a bordo de barcos turísticos y de investigación amenazan los ecosistemas antárticos

 

La vida marina que viaja a bordo de los buques que atraviesan el océano representa una amenaza para los ecosistemas de la Antártida, ya que pueden llegar especies invasoras desde casi cualquier lugar del mundo.

Una nueva investigación realizada por la Universidad de Cambridge y el British Antarctic Survey, en Reino Unido, y publicada en la revista 'PNAS', ha rastreado los movimientos mundiales de todos los barcos que entran en aguas antárticas.

Han revelado que la Antártida está conectada con todas las regiones del planeta a través de una extensa red de actividad naval. Los buques de pesca, turismo, investigación y abastecimiento están exponiendo a la Antártida a especies invasoras no autóctonas que amenazan la estabilidad de su entorno prístino.

Los investigadores identificaron 1.581 puertos con vínculos con la Antártida y afirman que todos podrían ser una fuente potencial de especies no autóctonas. Estas especies, entre las que se encuentran mejillones, percebes, cangrejos y algas, se adhieren a los cascos de los barcos en un proceso denominado bioincrustación. El hallazgo sugiere que podrían llegar a las aguas antárticas desde casi cualquier parte del mundo.

"Las especies invasoras no autóctonas son una de las mayores amenazas para la biodiversidad de la Antártida: sus especies autóctonas han estado aisladas durante los últimos 15-30 millones de años. También pueden tener repercusiones económicas, a través de la perturbación de la pesca", afirma el profesor David Aldridge, del Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge, autor principal del informe.

Los científicos reconocen estar especialmente preocupados por el desplazamiento de las especies de un polo a otro. Estas especies ya están adaptadas al frío y pueden hacer el viaje en barcos turísticos o de investigación que pasan el verano en el Ártico antes de cruzar el Atlántico para la temporada de verano antártica.

"Las especies que crecen en el casco de un barco están determinadas por el lugar donde ha estado. Descubrimos que los barcos de pesca que operan en aguas antárticas visitan una red bastante restringida de puertos, pero los barcos turísticos y de abastecimiento viajan por todo el mundo", explica Arlie McCarthy, investigadora del Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge y del British Antarctic Survey, y primera autora del informe.

Los buques de investigación permanecen en los puertos antárticos durante más tiempo que los buques de turismo, y los buques pesqueros y de abastecimiento incluso más tiempo, por término medio. Investigaciones anteriores han demostrado que las estancias más largas aumentan la probabilidad de que se introduzcan especies no autóctonas.

Debido a su ubicación remota y aislada, hay muchos grupos de especies que la fauna antártica no ha desarrollado la capacidad de tolerar. Los mejillones, por ejemplo, pueden crecer en los cascos de los barcos y actualmente no tienen competidores en la Antártida en caso de ser introducidos accidentalmente. Los cangrejos de aguas poco profundas introducirían una nueva forma de depredación que los animales antárticos nunca han encontrado antes.

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