Descubren un gigantesco agujero negro oculto tras un anillo de polvo cósmico
Un grupo de astrónomos ha observado una nube de polvo cósmico en el centro de la galaxia Messier 77, que oculta un agujero negro supermasivo: el descubrimiento confirma las predicciones hechas hace unos 30 años y brinda a los científicos una nueva perspectiva de los núcleos galácticos activos. Estas estructuras son parte de los objetos más brillantes y enigmáticos del Universo.
Científicos del Observatorio Europeo Austral (ESO)
han detectado la presencia de un enorme agujero negro escondido en el área
central de la galaxia Messier 77, ubicada a unos 47 millones de años luz de
distancia de la Tierra. Esta galaxia espiral oculta en su núcleo activo un
agujero negro supermasivo, tras una nube de polvo cósmico que, hasta el momento,
lo hacía pasar inadvertido para los investigadores.
De acuerdo a una nota de prensa, el hallazgo
confirma una teoría elaborada hace tres décadas sobre los núcleos galácticos
activos (AGN, según las siglas en inglés), en referencia a una región compacta ubicada
en el centro de las galaxias, desde la cual se emite un gran caudal de energía.
Aunque se sabe que existen distintos tipos de núcleos galácticos activos, la
teoría indica que todos ellos tienen la misma estructura básica: un agujero
negro supermasivo rodeado por un grueso anillo de polvo.
Eso es precisamente lo descubierto por el equipo de
astrónomos de ESO en la galaxia Messier 77, según indican en un nuevo estudio,
publicado recientemente en la revista Nature. Messier 77 es una galaxia espiral
ubicada en la constelación Cetus, que dispone de un área central brillante que
abarca una extensión aproximada de 120.000 años luz, junto a extensiones más
tenues que llegan hasta los 170.000 años luz.
Anteriormente, los especialistas habían detectado
polvo cósmico a elevadas temperaturas en el centro de Messier 77, pero tenían
dudas sobre si este polvo podría ocultar completamente un agujero negro
supermasivo, que debe tener una masa del orden de millones o decenas de miles
de millones de masas solares. También necesitaban explicar por qué el núcleo
galáctico activo de Messier 77 brilla menos intensamente en el espectro de luz
visible que otras estructuras similares.
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