El agujero negro a solo mil años luz de la Tierra… no es un agujero negro

 

Los hallazgos pueden ser reevaluados y modificados. El caso de la época es el del agujero negro supuestamente más cercano a la Tierra, a «solo» mil años luz de distancia, anunciado en 2020. Ahora, un grupo de científicos ha obtenido datos más precisos, descartando la presencia del agujero negro.

Técnicamente, el estudio es realmente un desafío. La propuesta original intentaba explicar las observaciones del sistema HR 6819 mediante un modelo complejo, que incluía una gran estrella de tipo B y un agujero negro muy juntos, con una estrella Be (que tiene un disco de gas a su alrededor) orbitando el estrellas, otras dos a mayor distancia.

El problema es que el grupo no podía ver objetos separados, porque estaban muy cerca unos de otros ya una gran distancia de nosotros. Las conclusiones se basaron únicamente en las variaciones de brillo y la composición química de todas las estrellas combinadas.

Ahora, el nuevo estudio, que incluye a científicos del grupo original y otro equipo que presentó una hipótesis alternativa para explicar los resultados, utiliza datos de resolución extremadamente alta.

Combinando el poder de las observaciones láser y el poder combinado de cuatro telescopios de 8 metros de diámetro cada uno, realizaron dos conjuntos de observaciones: uno para buscar al compañero distante y otro con mucho «zoom» para estudiar la región central.

La primera observación no vio nada. No había una estrella orbitando a grandes distancias. Pero el segundo encontró los dos puntos brillantes, mostrando sin lugar a dudas la presencia de dos estrellas muy cercanas, sin agujeros negros.

El resultado es ahora más fiable. El mejor modelo que describe el sistema es el de una estrella B y una Be tan juntas que la segunda le está robando material a la primera, lo que podría explicar incluso la formación del disco de material.

Además del caso científico muy interesante, también vale la pena mencionar el ejemplo de metodología que se muestra aquí. No hubo consenso en la interpretación de los datos, y la solución encontrada fue unir a los equipos para obtener mejores datos y probar las diferentes hipótesis.

Así es como la ciencia resuelve los debates, a través de datos y observaciones cada vez más precisos, que son capaces de poner a prueba los modelos. El caso de la HR 6819 en particular, por ser un resultado tan reciente, se presenta como una oportunidad para debatir y contrastar las hipótesis presentadas al principio.

Entonces, incluso los autores del estudio original no se equivocaron al publicar los resultados. Por el contrario, al presentar los datos, abren espacio y ofrecen transparencia al debate. Además, deben ser felicitados por participar en un estudio que refuta la interpretación original.

Debemos tener cuidado de diferenciar únicamente el debate legítimo de las falsas polémicas. Después de todo, este es un terreno fértil para el negacionismo y las teorías de la conspiración.

Los modelos alternativos deben probarse y verificarse, pero si una teoría se ha construido durante años (oa veces siglos), la evidencia para refutarla debe ser abrumadora.

Ahí radica la distinción entre el caso del agujero negro y el de la tierra plana, por ejemplo: las impugnaciones científicas deben estar respaldadas por evidencia experimental, y no por la falacia de que cualquier debate o impugnación tiene legitimidad científica.

 

https://rallymundial.net/la-ciencia-descarta-encontrar-un-agujero-negro-cerca-de-la-tierra/

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