El dinosaurio carnívoro más grande podía cazar bajo el agua

 

'Spinosaurus', el dinosaurio carnívoro más grande conocido, pudo ser un cazador subacuático al estilo del cocodrilo y el pingüino, según un estudio que publica la revista 'Nature'. Los hábitos de este depredador del Cretácico más grande que 'Tyrannosaurus rex' han dividido durante décadas a los paleontólogos entre quienes lo consideran capaz de nadar y quienes creen que su estrategia acuática era similar a la de la garzas. Ahora, un equipo internacional de investigadores ha analizado la densidad de sus huesos y ha concluido que podía sumergirse para cazar.

'Spinosaurus' (lagarto de espina) vivió en lo que hoy es el norte de África hace entre 112 a 93,5 millones de años. Sus primeros restos se descubrieron en Egipto en 1912 y, tres años después, el paleontólogo alemán Ernst Stromer describió la nueva especie. Aquellos fósiles se destruyeron durante la Segunda Guerra Mundial, pero en este siglo se han encontrado nuevos restos en Egipto y Marruecos.

El dinosaurio terrestre más grande conocido podía alcanzar los 16 metros de largo y pesar 8 toneladas. Las espinas vertebrales que le dan nombre llegaban a los 1,65 metros y se cree que estaban conectadas entre sí por piel, formando una especie de vela. «El registro fósil es complicado: entre los espinosaurios, solo hay un puñado de esqueletos parciales, no tenemos ninguno completo», reconoce Matteo Fabbri, investigador del Museo Field de Historia Natural de Chicago y autor principal del estudio.

Durante mucho tiempo, el de los dinosaurios fue el único grupo animal sin especies que vivieran en el agua. Esto cambió, destacan los autores, en 2014 con el hallazgo de un esqueleto de espinosaurio «con dentición cónica, fosas nasales retráctiles, extremidades traseras acortadas, pies en forma de pala y cola en forma de aleta», que apuntaban a un estilo de vida acuático, «junto con pruebas más ambiguas procedentes de análisis isotópicos». Pero persistió el debate entre los partidarios de que el animal podía nadar y los que sostenían que solo permanecía de pie en aguas poco profundas en las que metía la cabeza para capturar las presas.

«Si hay interpretaciones tan opuestas respecto a los mismos huesos, es una señal clara de que tal vez esos no son los mejores indicadores para que podamos inferir la ecología de animales extintos», admite Fabbri. Ante eso, él y sus colaboradores decidieron explorar otra vía. «La idea de nuestro estudio fue: vale, está claro que podemos interpretar los datos de los fósiles de diferentes maneras. ¿Pero qué pasa con las leyes físicas generales? Hay ciertas leyes que son aplicables a cualquier organismo del planeta. Una se refiere a la densidad y a la capacidad de sumergirse en el agua». La densidad ósea es un indicador de si un animal es capaz de hundirse y nadar. «Estudios anteriores han demostrado que los mamíferos adaptados al agua tienen un hueso denso y compacto en sus esqueletos postcraneales», indica el científico. El hueso denso funciona como control de la flotabilidad y permite al animal sumergirse. Para ver si 'Spinosaurus' podía nadar, compararon la densidad de sus huesos con la de fémures y costillas de 250 especies de animales vivas y extinguidas, acuáticas y terrestres.

«Incluimos focas, ballenas, elefantes, ratones y colibrís. Teníamos dinosaurios de diferentes tamaños, reptiles marinos extintos como mosasaurios y plesiosaurios. Teníamos animales que pesan varias toneladas y otros de apenas unos gramos. La dispersión era muy grande», dice Fabbri. La primera conclusión fue que había una «fuerte correlación» entre mayor densidad ósea y búsqueda de alimento bajo el de agua, por un lado, y menor densidad ósea –huesos con centros huecos– y animales terrestres, por otro.

Cuando aplicaron ese paradigma a 'Spinosaurus' y 'Baryonyx', un pariente cercano, comprobaron que la densidad de los huesos de ambos casa con la sumergibilidad mientras que en el caso de 'Suchomimus', un pariente próximo a los dos, no sucede eso. Por otra parte, los grandes dinosaurios herbívoros, como los saurópodos de cuello largo, tienen huesos densos, pero los autores descartan que sea porque nadaran. «Los animales muy pesados, como los elefantes, los rinocerontes y los saurópodos, tienen los huesos de las extremidades muy densos porque estas soportan mucha tensión. Dicho esto, los demás huesos son bastante ligeros. Por eso era importante para nosotros observar una variedad de huesos de cada uno de los animales del estudio», explica Fabbri.

 

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