Ecuador: Descubren el canto de un sapo que se consideraba mudo
Un sonido muy agudo en el bosque
llamó la atención del biólogo ecuatoriano Jorge Brito. Pensó que era el cri-cri
de un grillo, pero se encontró con una especie de sapo de prominente nariz que
desde su descubrimiento, hace un siglo, la ciencia creía mudo.
”Al principio creí que era algún
grillo que estaba por ahí vocalizando, pero me percaté y me puse atento”,
recuerda Brito, del Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio). Lo que vio
después fue un sapo que “si bien no inflaba el saco uvular, se veía un pequeño
parpadeo” en su barbilla.
Ya en el campamento, este
ejemplar de la especie Rhinella festae emitió nuevamente un sonido. No era el
común croar de los sapos, sino un finísimo “ruuur-ruuur”. Por azar, halló la
evidencia que derrumbó la idea de que esta especie no podía cantar por su
particular anatomía vocal.
En febrero la revista Neotropical
Biodiversity reportó el hallazgo. En su artículo, Brito y el también biólogo
ecuatoriano Diego Batallas describieron el sonido de esta especie que habita en
las cordilleras amazónicas de Cutucú y del Cóndor. Esta última se extiende
desde Ecuador hasta Perú.
”Este canto particular de
Rhinella festae es la primera vez que se registra y es algo sorprendente
porque, en pocas palabras, no debería cantar”, dice a la AFP Batallas. Esta
variedad es conocida como sapo del Valle de Santiago. De piel marrón y rugosa,
puede medir entre 45 y 68 milímetros y se caracteriza por la cabeza terminada
en una prominencia nasal. La Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza (UICN) la incluyó en su lista de animales casi amenazados. La
frecuencia dominante de su canto está en un rango de 1,21 a 1,55 kilohercios,
con una a dos notas multipulsadas, y una duración promedio de 0,72 segundos.
“Un sonido muy sutil y muy difícil de escuchar en el campo”, señala Batallas,
quien antes de ser biólogo fue corista en un conservatorio.
Los sapos Rhinella festae carecen
de saco y hendiduras vocales. El primero es un cartílago que se infla y hace
las veces de un parlante; las segundas, una suerte de válvulas que regulan la
entrada y salida de aire. Ubicado debajo del mentón, el saco vocal les permite
a los anfibios amplificar su canto para que se oiga a más de 1 km de distancia.
El fino hilo de sonido de los
Rhinella festae demostraría que todas las especies de sapos cantan.
En el caso de los Rhinella
festae, su canto es de anuncio, como si se tratara de una tarjeta de
presentación. En otras especies, el croar está asociado al cortejo y a la
defensa de territorio.
Ecuador, un país pequeño, pero
megadiverso, tiene registradas 658 especies de anfibios. De ellas; 623
corresponden a sapos y ranas y casi un 60% está en riesgo o en peligro crítico
de desaparecer. Solo Brasil y Colombia tienen más especies de anfibios que
Ecuador.
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