El Mediterráneo ya tiene 1.000 especies invasoras
En el Mediterráneo, el mar más invadido del planeta,
ya se encuentran más de 1.000 de especies procedentes de otros ecosistemas, que
en las últimas décadas han encontrado en esta cuenca su nuevo hogar, según
alerta el informe El efecto del cambio climático en el Mediterráneo realizado
por World Wildlife Fund (WWF).
Las causas van desde los efectos del cambio
climático hasta el intenso comercio marítimo de esta zona geoestratégica, por
ser unión de tres continentes. También influye la propia fisonomía natural de
este mar cerrado. El mar Mediterráneo se calienta y cada vez lo hace más
deprisa, un 20% más rápido que la media
global y ya supera en un grado y medio el promedio de la época preindustrial
(1880), según señala el informe Riesgos asociados al cambio climático y los
cambios medioambientales en la región mediterránea, elaborado por la red
MedECC.
Así, el Mediterráneo avanza hacia su tropicalización
y se convierte cada vez más en una zona confortable para nuevas especies de
aguas cálidas, pero menos acogedora para aquellas que necesitan aguas más frías,
que se desplazan hacia latitudes más al norte. No obstante, en el caso del
Mediterráneo, al ser un mar semicerrado, conectado al Atlántico por el Estrecho
de Gibraltar y al Mar Negro por el estrecho del Bósforo, las especies marinas
nativas cuentan con poco margen para encontrar nuevas localizaciones, por lo
que si no son capaces de adaptarse, su supervivencia pasa a verse amenazada.
La Caulerpa cylindracea, un alga verde endémica del
suroeste de Australia que se cree que se introdujo a través del tráfico
marítimo es, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza
(UICN), una de las 100 peores especies invasivas del Mediterráneo, ya que es
capaz de alterar las condiciones físicas y químicas del medio natural. De la
misma forma, la Lophocladia lallemandii, un alga roja filamentosa, está
desplazando a la Posidonia oceanica, una especie fundamental frente al cambio
climático, ya que actúa como almacén de dióxido de carbono. No obstante, no
todas las especies exóticas tienen efectos negativos en los ecosistemas donde
se introducen. Es el caso de la Halophila stipulacea, que contribuye al
secuestro de CO2.
Por lo que respecta a especies animales, destacan el
pez león se caracteriza por sus llamativas vetas blancas y rojas y sus aletas
con espinas venenosas y procede del Indo-Pacífico. Otro exótico es el pez
conejo, también venenoso, con tonalidades que van desde el marrón al gris
verdoso, y del marrón claro a amarillo en el vientre. Su origen radica en el
Mar Rojo y el Océano Índico. Tiene espinas muy venenosas que pueden llegar a
ser letales, por lo que supone un riesgo para la pesca deportiva y un hándicap
para el turismo en las zonas costeras.
El cangrejo azul americano, procedente de las costas
de Norteamérica y Centroamérica (en menor medida también presente en Brasil) es
otra de las especies que más problemas están dando. Ya se han detectado en el
Mar Menor de Murcia, aunque sin grandes afecciones, y en el Delta del Ebro,
donde sí se han creado poblaciones importantes.
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