La comida de los turistas provoca diabetes en las iguanas de las Bahamas
Las uvas que cientos de turistas dan a las iguanas
en islotes paradisíacos de las Bahamas hacen que sus niveles de azúcar en la
sangre aumenten, y traen consecuencias aún desconocidas para estas especies
amenazadas, según un estudio publicado el viernes. Decenas de lanchas rápidas
atracan cada día en las playas de arena blanca de los islotes del archipiélago
de las Exumas, atrayendo a las iguanas Cyclura cychlura, principalmente
herbívoras y de hasta 50 centímetros de altura.
Los grandes lagartos, que acuden a una de estas
salidas "ecoturísticas" en las que se les alimenta a mano con racimos
de uvas, están clasificados, según las subespecies, entre "vulnerables y
en peligro de extinción".
Un equipo de investigadores estadounidenses estudió
el efecto de este alimento, tan repetido como no natural, sobre el metabolismo
de los animales.
Para ello compararon el nivel de glucosa en la
sangre de las iguanas con el de los animales de la misma especie, pero que
viven en islotes cuya topografía impide la llegada de los turistas.
El resultado de sus trabajos sobre cuatro
poblaciones de iguanas (dos alimentadas con uvas y dos con alimentación
natural) publicados en el Journal of Experimental Biology demuestran que se
observan "efectos significativos" sobre las iguanas alimentadas por
los turistas, que tienen un nivel de glucosa en la sangre mucho más elevado.
Para asegurarse de que es la alimentación con uvas
la que causa esta hiperglicemia, reprodujeron la experiencia en laboratorio en
iguanas verdes comunes, especie no protegida y obtuvieron los mismos
resultados.
Los investigadores reconocen que ellos mismos no
saben si este cambio en el metabolismo es en sí mismo malo para la salud de los
lagartos.
Pero "podríamos calificarlo de diabetes si
fueran humanos o ratones", explica a la AFP Susannah French, autora
principal del estudio.
Además, los investigadores ya notan efectos
fisiológicos, por ejemplo sobre los excrementos "en forma de cigarro
cubano", cuando las iguanas tienen su dieta natural de plantas, pero mucho
más líquidas con el aporte de frutas.
Un estudio anterior ya había demostrado que las
iguanas que viven en las playas donde se les alimenta son más grandes, más
pesadas y crecen más rápido que sus congéneres no expuestos a los turistas.
Los investigadores, que insisten en que su estudio
no es una condena del turismo, desean cooperar con los operadores turísticos
para "encontrar un plan más sostenible", subraya otro autor del
estudio, Charles Knapp.
Entre las pistas, regular el número de visitantes o
"la utilización de otro tipo de comida".
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