El acelerador de hadrones consigue entrar en el ‘dead cone’, un nuevo elemento fundamental del universo
Entre las partículas elementales, los quarks y los
gluones, también llamados colectivamente 'partones', se producen en colisiones
de partículas como las que tienen lugar en el interior del Gran Colisionador de
Hadrones (LHC) del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), cerca de
la ciudad suiza de Ginebra.
Después de su creación, los partones sufren una
cascada de eventos llamada 'cascada de partones', a través de la cual pierden
energía emitiendo radiación en forma de gluones, los cuales también emiten
gluones posteriormente.
El patrón de radiación de esta cascada depende de la
masa del partón emisor de gluones y muestra una región, alrededor de la
dirección de vuelo del partón, donde los gluones no pueden ser emitidos. A esta
zona se la conoce como dead cone, el cono muerto en español.
Ahora la colaboración científica ALICE del LHC ha
realizado la primera observación directa del efecto cono muerto, una
característica fundamental de la teoría de la fuerza nuclear fuerte, que une
los quarks y los gluones para formar protones, neutrones y, al final, todos los
núcleos atómicos. Los resultados se publican en la revista Nature.
Además de confirmar este efecto, la observación de
ALICE, proporciona un acceso experimental directo a la masa del quark charm (quark
encanto), antes de que este quede confinado en el interior de los hadrones.
“Ha sido un gran reto observar directamente el
efecto dead cone”, afirma el portavoz de ALICE, Luciano Musa, “utilizando datos
registrados durante tres años de colisiones protón-protón en el LHC y con
sofisticadas técnicas de análisis de datos, hemos podido finalmente
descubrirlo”.
El efecto cono muerto fue predicho hace 30 años a
partir de los primeros principios de la teoría de la fuerza fuerte y es
frecuente su observación indirecta en los colisionadores de partículas. Sin
embargo, su observación directa a partir del patrón de radiación que produce la
cascada de partones supone un gran reto para la comunidad investigadora.
La dificultad en la observación del fenómeno dead cone
viene dada, principalmente, porque esta región puede estar repleta de
partículas en las que se ha transformado el partón emisor, produciendo ruido en
la observación, y porque es difícil determinar la dirección de movimiento del
partón, pues su posición cambia a lo largo del fenómeno de cascada.
La colaboración ALICE ha superado estos retos
aplicando técnicas de análisis avanzadas a una gran muestra de colisiones
protón-protón registradas en el LHC. Estas técnicas permiten reconstruir el
patrón de la cascada de partones a partir de sus productos finales: las señales
que deja un chorro de partículas conocido como jet en el detector ALICE.
Buscando jets que incluyan una partícula que
contenga un quark charm, los investigadores pudieron identificar un chorro
creado por este tipo de quark y rastrear todo su historial de emisión de
gluones. Una comparación entre el patrón de emisión de gluones del quark charm
y el patrón de los gluones y quarks prácticamente sin masa reveló una región
sin emisiones para el quark charm: el buscado dead cone.
El resultado también evidencia un valor nada
despreciable para la masa del quark charm, pues la teoría predice que las
partículas sin masa no tienen regiones cono muerto correspondientes.
“Las masas de los quarks son magnitudes
fundamentales en la física de partículas, pero no se puede acceder a ellas y
medirlas directamente en los experimentos porque, a excepción del quark top,
los quarks están confinados dentro de partículas compuestas”, explica el
coordinador de física de ALICE, Andrea Dainese., que destaca: “Nuestra exitosa
técnica para observar directamente el dead cone de una cascada de partones
puede ofrecernos una forma de medir las masas de los quarks”.
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