El meteoro interestelar CNEOS 2014-01-08 como «mensajero» del Planeta 9
Un hipotético Planeta Nueve explicaría la aparente anomalía
orbital de algunos objetos transneptunianos. Por sus características,
encontrarlo raya lo imposible; la única esperanza parece ser el telescopio
sinóptico Vera C. Rubin. Salvo que nos llegue algún «mensajero» del Planeta 9.
Héctor Socas-Navarro nos propone en arXiv que el supuesto meteoro interestelar
CNEOS 2014-01-08 podría ser dicho «mensajero». Su origen en el cielo se
superpone con la banda de posibles órbitas del Planeta 9, siendo compatible con
la región de mayor probabilidad para localizarlo; de hecho, la probabilidad de
que esta coincidencia sea azarosa es de solo un ~0.5 %. La hipótesis de Héctor
es que CNEOS14 fue desviado por una hipotética luna del Planeta 9 dirigiéndolo
hacia la Tierra; esta hipótesis resuelve varias de sus anomalías estadísticas y
permite limitar la búsqueda del Planeta 9 a una pequeña región celeste con
coordenadas RA: 50.0±4° y dec: 11.8± 1.8° en la constelación de Aries (el
cuadrado azul en la figura). Soy pesimista al respecto, pero, si se descubriera
allí el Planeta 9, Héctor pasaría a la Historia de Astronomía como el primer
descubridor de un planeta del Sistema Solar desde hace más de 175 años.
Varios objetos transneptunianos extremos (ETNOs) del cinturón de
Kuiper (KBOs) tienen su perihelio en la eclíptica, con órbitas elípticas con un
nodo ascendente (Ω) y una inclinación de su plano orbital (i) muy cercanos
entre sí. Para explicarlo, los astrónomos Chad Trujillo y Scott S. Sheppard en
2014, y Konstantin Batygin y Michael E. Brown en 2016, propusieron un nuevo
planeta con entre 5 y 8.4 masas terrestres, y un semieje mayor entre 300 y 520
UA (unidades astronómicas). El Planeta Nueve sería un objeto muy débil (con una
magnitud 20±2 en la banda R, o de color rojizo) que se mueve muy lento en el
cielo, tardando su órbita al Sol entre 7000 y 15000 años. Amir Siraj y Abraham
Loeb descubrieron que el meteoro CNEOS14, que impactó cerca de Papúa Nueva
Guinea, podría ser el primer objeto interestelar observado con una velocidad
heliocéntrica de ∼60 km/s (superando la velocidad de escape del
sistema solar a 1 UA). Se estima que este meteoroide tenía un radio de ∼45 cm y una velocidad de impacto de 48 km/s. Pero la órbita de CNEOS14 presenta varias anomalías estadísticas que sugieren que su trayectoria fue desviada por algo. Héctor nos sugiere que fue desviado en el
entorno del Planeta 9, lo que le convierte en un «mensajero». Más aún, podría
ser «el mensajero» que permita localizar el Planeta 9.
Debo confesar que no me convence el razonamiento que lleva de los
ETNOs hasta el Planeta 9; me parecen muy razonables los argumentos que sugieren
que podría ser un artefacto estadístico de los sesgos observacionales (LCMF, 21
jun 2017). Tampoco me convencen las anomalías estadísticas de CNEOS14 que
apuntan a que su trayectoria ha sido desviada. A pesar de ello me fascina la
posibilidad de que tengamos el Planeta 9 al alcance en una pequeña región del
cielo. El artículo es Héctor Socas-Navarro, «Further support and a candidate
location for Planet 9,» arXiv:2205.07675 [astro-ph.EP] (16 May 2022), doi:
https://doi.org/10.48550/arXiv.2205.07675. Por cierto, el origen de CNEOS14 ha
sido reevaluado a RA: 88.9 ± 1.5° y dec: 13.3 ± 3.8° (mejor para la hipótesis
de Héctor), por E. Peña-Asensio, J. M. Trigo-Rodríguez, A. Rimola, «Orbital
characterization of superbolides observed from space: dynamical association
with near-Earth objects, meteoroid streams and identification of hyperbolic
projectiles,» Accepted in The Astronomical Journal (AAS38905R1),
arXiv:2206.03115 [astro-ph.EP] (07 Jun 2022), doi:
https://doi.org/10.48550/arXiv.2206.03115.
CNEOS14 como objeto interestelar es una propuesta de Amir Siraj,
Abraham Loeb, «The 2019 Discovery of a Meteor of Interstellar Origin,»
arXiv:1904.07224 [astro-ph.EP] (15 Apr 2019), doi:
https://doi.org/10.48550/arXiv.1904.07224; también recomiendo Amir
Siraj, Abraham Loeb, «New Constraints on the Composition and Initial Speed of
CNEOS 2014-01-08,» Research Notes of the AAS 6: 81 (Apr 2022), doi:
https://doi.org/10.3847/2515-5172/ac680e, arXiv:2204.08482 [astro-ph.EP] (18
Apr 2022).
Las anomalías estadísticas en las que Héctor apoya su hipótesis
son las siguientes. La trayectoria de aproximación de CNEOS14 es muy próxima a
la eclíptica, su inclinación es de solo 10°; hay que comparar este valor con el
de 1I ‘Oumuamua de 123° (33° pero en movimiento retrógrado) y con el de 2I
Borisov de 44°. Además, su velocidad con respecto al estándar local de reposo
(LSR, el movimiento medio de la materia a la distancia del Sol del centro
galáctico) es bastante grande, 58 km/s, cuando las estrellas en el entorno
solar tienen una dispersión en velocidad de ∼38 km/s, luego el
68 % de las estrellas cercanas tienen velocidades inferiores a CNEOS14 (por
ejemplo, la velocidad del Sol respecto al LSR es de 13 km/s); la velocidad de
CNEOS14 apunta a una estrella del «disco grueso» de la Vía
Láctea, que tienen una dispersión en velocidad de ∼50 km/s. Finalmente, Siraj y Loeb estimaban que encontrar un
objeto interestelar en la base de datos CNEOS apunta a una densidad de tales
objetos de n = 106+0.75−1.5 UA−3 (al 95 % C.L.); esta densidad tan alta está
en contra de la masa de la materia diponible en una órbita de 60 km/s en la
nebulosa solar, lo que implica que es muy improbable encontrar un objeto como
CNEOS14 en la base de datos CNEOS. Estas anomalías estadísticas son el acicate
a la hipótesis de Héctor.
Hay dos posibles explicaciones para las anomalías de CNEOS14. Por
un lado, la serendipia, en cuyo caso sería un meteoroide interestelar que desde
un lugar muy lejano acabó entrando en el Sistema Solar en dirección hacia la
Tierra sin acercarse a ningún cuerpo masivo que perturbara su trayectoria. Y
por otro lado, la hipótesis de Héctor, que la trayectoria de CNEOS14 fue
desviada por un cuerpo masivo situado en la eclíptica, un planeta del Sistema
Solar; pero su trayectoria no pasó cerca de Marte, Júpiter, Saturno, Urano o
Neptuno, así que tuvo que ser el Planeta 9. Su velocidad de impacto de 60 km/s
se puede descomponer en la aceleración gravitacional del Sol, hasta 42 km/s, y
en una contribución adicional de al menos 18 km/s. Pero el Planeta 9 no puede
producir una diferencia de velocidad (delta-v) tan grande ya que su velocidad
orbital ronda ∼1 km/s (por estar tan lejos del Sol). Héctor sugiera que hay una luna orbitando el
Planeta 9 a una velocidad de al menos 8 km/s (como las lunas son muy abundantes
entre los planetas solares con más de cinco masas terrestres la hipótesis es
muy razonable); esta luna debería encontrarse cerca del planeta, a unos ∼80 000 km (algo que tampoco es atípico, pues Urano y Neptuno tienen lunas orbitando a esa distancia).
En resumen, en ciencia hay hipótesis difíciles de probar, como la
existencia de un Planeta 9 en una banda alrededor de la eclíptica, y otras
fáciles probar, como la existencia de un Planeta 9 en una pequeña región del
cielo (sea RA: 50.0±4° y dec: 11.8± 1.8°, o sea RA: 88.9 ± 1.5° y dec: 13.3 ±
3.8°). Se buscará el Planeta 9 en la región predicha por Héctor; ojalá se
encuentre algún nuevo objeto transneptuniano, aunque tengo serias dudas de que
tenga más de cinco masas terrestres. Además, la primera luz del Observatorio
Vera C. Rubin se espera para 2023, aunque su mapeado sinóptico durante diez
años no se iniciará hasta mediados de 2024. Lo fascinante de la hipótesis de
Héctor es que llegue en el momento oportuno; en pocos años tendremos una respuesta
sobre dicha hipótesis.
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