Descubren una pluma fósil que desvela el origen de la placa del Caribe
La placa tectónica del Caribe, que se encuentra debajo del mar y básicamente está conformada por tierra sólida, no se originó donde hoy está, sino que se formó en el Pacífico oeste, hace 100 millones de años
Este dato fue posible gracias al hallazgo de una pluma fósil, fenómeno que consiste en dos conductos de alta densidad que indican la formación de la placa tectónica del Caribe y que ayudarían a explorar riesgos geológicos –geopeligros– en la zona.
Las placas tectónicas, que se ubican debajo de la
corteza terrestre (litósfera), son las que permiten explicar por qué ocurren
terremotos, tsunamis y otros fenómenos naturales.
El descubrimiento de la pluma lo hizo la ingeniera
Ángela María Gómez, doctora en Geociencias de la Universidad Nacional de
Colombia (UNAL), quien explica que “estos conductos son fósiles porque nos
indican un proceso de hace 190 millones de años”.
En su tesis, la doctora Gómez tuvo un gran reto:
entender la estructura de la tierra sólida en la región Caribe, donde el acceso
a la información es limitado.
“El manto
profundo, donde el material es mucho más caliente, debe tener algún conducto
que comunique con la parte exterior, lo que se conoce como una ‘pluma del
manto’. Esto nos dice que hay varios conductos que nos conectan a la tierra más
profunda con la de la superficie trayendo material; luego, este se movió del
Pacífico hasta su posición actual en el Caribe. Como dato especial, esta zona
tuvo interacción de material muy caliente”, explica la doctora Gómez.
Este y dos hallazgos más fueron posibles gracias a
una nueva metodología que la investigadora aplicó y que se conoce como
“gravientes verticales”, un parámetro de la gravedad que es más sensible a
variaciones superficiales de densidades.
Exploración de
geopeligros
“Con esta metodología podemos identificar cómo estos
terrenos que están juntos y migraron tuvieron orígenes diferentes, y además
podemos ver las condiciones del subsuelo”, detalla la investigadora.
Con la nueva metodología identificó terrenos que no
se habían descrito antes, información que se puede usar en cualquier lugar del
mundo porque se basa en datos de libre acceso.
Además, con el hallazgo, la investigadora construyó
el primer modelo termal de la región Caribe, lo que le permitió explorar otros
geopeligros como las temperaturas en las que ocurren los terremotos y las zonas
potenciales para la estabilidad.
A partir de la integración de datos geofísicos, de
sedimentos oceánicos y continentales, del espesor de la corteza cristalina (la
parte más externa y sólida de la Tierra) y otros datos como velocidades que
viajan debajo de la corteza, se hace una tomografía del mapa.
Esta información se integra y se crea un modelo en
tres dimensiones que la investigadora Gómez describe como “una torta en la que
cada capa tiene materiales diferentes y por ende diferentes densidades”.
Como no contó con información medida in situ,
decidió trabajar con bases de datos globales (recopilados en bases de datos
públicas de acceso libre) y así construir modelos en tres dimensiones de la
“torta”, que le permitieran entender mejor el estado de esta región en términos
de distribución de densidad y temperatura.
“Debemos
tener en cuenta que los satélites miden el campo de gravedad terrestre, que es
una respuesta a la distribución de densidades de la Tierra y la usamos como un
parámetro que mide esa torta para ver que hay allí abajo”, explica.
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