Revelan el misterio de los extraños relámpagos invertidos
Los
relámpagos o rayos son grandes grietas de luz que parten el cielo, lanzando
enormes cantidades de electricidad a la atmósfera circundante e impactando con
fuerza en el suelo cada vez que lo alcanzan. Sin embargo, recientemente se
descubrió que los rayos también pueden brotar hacia arriba desde las nubes, en
forma invertida y azotando la estratosfera en un tremendo "chorro"
azul de electricidad. Ahora, un nuevo estudio analizó imágenes de este extraño
fenómeno y reveló algunos de sus secretos.
Un
nuevo estudio basado en imágenes en 3D de una descarga eléctrica masiva, que se
elevó más de 80 kilómetros hacia el espacio por encima de una tormenta
eléctrica en Oklahoma, Estados Unidos, ha brindado nueva información relevante
sobre un extraño fenómeno atmosférico, conocido como relámpagos o rayos
invertidos. Según los investigadores, la descarga de Oklahoma fue el relámpago
invertido más poderoso estudiado hasta el momento: transportó 100 veces más
carga eléctrica que un relámpago típico de tormenta eléctrica.
UN
EXTRAÑO FENÓMENO POR EXPLICARSE
Los
rayos o relámpagos invertidos asombran a la ciencia: son emanaciones eléctricas
que surgen en sentido inverso a los rayos convencionales. En otras palabras, en
vez de nacer en las nubes y dirigirse hacia el suelo, se crean en el interior
de la tormenta y se elevan por encima de las nubes, en dirección al espacio.
Estas
descargas eléctricas ascendentes de las tormentas eléctricas pueden adoptar
muchas formas y características diferentes. Se clasifican principalmente por su
altitud en la atmósfera, que van desde breves pulsos de luz, que están
confinados a altitudes cercanas a la parte superior de las nubes, hasta chorros
de luz azul que alcanzan aproximadamente 40 kilómetros de altitud por encima de
las nubes. Incluso, pueden conformar enormes estructuras que llegan hasta la
ionosfera inferior.
La
nueva investigación, recientemente publicada en la revista Science Advances,
fue desarrollada por un grupo internacional de científicos y liderada por Levi
Boggs, especialista del Instituto de Investigación Tecnológica de Georgia
(GTRI). Según una nota de prensa de la Asociación de Investigación Espacial de
Universidades (USRA), de Estados Unidos, una de las instituciones que formó
parte del estudio, este trabajo científico fue el primero en determinar que la ubicación
de las emisiones ópticas de los rayos se encontraba muy por encima de las
nubes, permitiendo así un registro en 3D sin precedentes.
Los
datos sobre este fenómeno inusual son asombrosos: en la tormenta de Oklahoma,
el relámpago invertido analizado movió aproximadamente 300 Culombios de carga
eléctrica hacia la ionosfera, el borde inferior del espacio, desde las nubes
que protagonizaban la tormenta. Habitualmente, los rayos tradicionales emiten
menos de 5 Culombios entre la nube y el suelo, o en el interior de las nubes.
Vale recordar que los Culombios son la unidad derivada del sistema
internacional para la medida de la magnitud física de la cantidad de
electricidad, o carga eléctrica.
Al
mapear un inmenso relámpago inverso en tres dimensiones con datos de máxima
calidad, los investigadores lograron identificar fuentes de radio de muy alta
frecuencia (VHF) por encima de la parte superior de las nubes, que no se habían
visto previamente con este nivel de detalle. Usando datos satelitales y de
radar, lograron determinar dónde se ubicaba la porción dominante y
extremadamente caliente de la descarga eléctrica sobre la nube, desde la cual
nace el rayo invertido.
Al
parecer, las señales VHF y ópticas confirmaron definitivamente que las
emisiones de radio VHF de los rayos son producidas por pequeñas estructuras
llamadas serpentinas, que se encuentran en la punta del rayo en desarrollo. En
tanto, la corriente eléctrica más fuerte fluye significativamente detrás del
rayo, en un canal conductor de electricidad.
¿Por
qué estos misteriosos rayos invertidos lanzan su carga eléctrica al espacio y
no hacia el suelo o hacia otras nubes? Los investigadores especulan que algo
puede estar bloqueando el flujo de carga hacia abajo o hacia otras nubes. Los
registros del evento de Oklahoma muestran una escasa actividad de rayos
tradicionales antes del surgimiento del enorme relámpago invertido que pudo
estudiarse, indicando que la energía proyectada para ser emitida en forma
convencional se acumularía sin poder descargarse, generando posteriormente la
anomalía que provoca los relámpagos inversos.
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