Estados Unidos inicia un programa contra la basura orbital

La Comisión Federal de Comunicaciones obligará a los satélites a abandonar la órbita después de cinco años y consumirse en la atmósfera terrestre.

El Gobierno de Estados Unidos está tomando medidas legales para limitar la cantidad de basura espacial -la nube de residuos peligrosos que sigue orbitando la Tierra- tras más de seis décadas de carreras espaciales, lanzamientos de cohetes, misiones planetarias y una actividad satelital en auge.

La medida clave es la imposición, la semana pasada, por parte de la Comisión Federal de Comunicaciones, de una vida útil de cinco años para los nuevos satélites una vez que hayan completado su misión, momento en el que tendrán que abandonar la órbita y consumirse en la atmósfera terrestre.

Hasta ahora, la vida útil era de 25 años, pero nunca se había aplicado legalmente.

La nueva norma sólo se aplica a los satélites lanzados por operadores estadounidenses, y no resolverá por sí sola el problema de la basura espacial. Pero los expertos coinciden en que es un buen comienzo y está en línea con los esfuerzos internacionales.

“Se trata de establecer normas para el espacio y tener un marco legal al que la gente tenga que adherirse”, explicó la experta en basura espacial Carolin Frueh, profesora asociada de ingeniería aeronáutica y astronáutica en la Universidad de Purdue en West Lafayette, Indiana. “Es un gran paso”, agregó.

El espacio orbital de la Tierra es inmenso, y sólo hay unos 5,000 satélites activos. Pero se calcula que puede haber millones de piezas de basura espacial dando vueltas por nuestro planeta: desde etapas enteras de cohetes, que pueden pesar varias toneladas, hasta satélites inactivos, trozos perdidos de equipos espaciales, tuercas y tornillos perdidos y fragmentos rotos de colisiones orbitales.

La mayoría de estas piezas son diminutas, más pequeñas que una moneda de cinco centavos. Pero orbitan a más de 15,000 millas pora hora (24,140 kilómetros por hora), y los expertos estiman que hay unas 30,000 piezas de basura espacial lo suficientemente grandes y rápidas como para ser un problema serio — y potencialmente un desastre.

Ya ha habido algunos casos cercanos. En junio, la Estación Espacial Internacional cambió su órbita para evitar los desechos de un satélite de la era soviética, que había explotado en una prueba rusa de un nuevo misil antisatélite.

Hasta ahora, la ISS ha tenido que evitar los desechos espaciales en órbita más de 30 veces durante sus 23 años de misión. También ha sido dañada por basura espacial, y en otra ocasión la tripulación de la ISS estaba preparada para salir en caso de colisión.

Y el problema se agravará. Un informe calcula que a finales de este siglo habrá en órbita unas 10,000 piezas más de basura espacial peligrosa.

“La basura espacial no está todavía en una fase en la que no podamos realizar más misiones espaciales”, afirma Thomas Schildknecht, profesor de astronomía de la Universidad de Berna (Suiza) y director del Observatorio Zimmerwald. “Pero el riesgo está aumentando, y si no prestamos atención, dentro de 10 años estaremos en el nivel en el que no podremos hacer nada”.

El equipo de Schildknecht lleva varios años rastreando las piezas más peligrosas de la basura espacial y ahora utiliza láseres para seguir sus trayectorias. Además de predecir las colisiones peligrosas, los astrónomos utilizan su base de datos para programar las observaciones cuando su visión no se verá interrumpida por la basura espacial perdida.

“Obtenemos información precisa para poder informar a los astrónomos cuando hay algo que pasa volando, para que puedan elegir sus tiempos de observación de manera un poco diferente”, dijo. “Ya es un problema”.

La base de datos de Schildknecht es una de las fuentes consultadas por empresas espaciales comerciales como COMSPOC, una compañía con sede en Pensilvania que, entre otras cosas, se ofrece a mantener informados a los operadores de satélites sobre cualquier amenaza en sus órbitas, incluida la basura espacial, para que puedan evitarla si es posible.

El jefe científico de la compañía, Dan Oltrogge, dijo que acoge con satisfacción la nueva duración de cinco años de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por su sigla en inglés) y cree que podría ser aún más estricta.

Señaló que la norma no afectará a las nuevas constelaciones como Starlink de SpaceX de Elon Musk -una red de miles de satélites para proporcionar Internet en casi cualquier lugar del mundo- porque esos satélites ya están en una órbita baja y se espera que se desorbiten después de un año.

“Están demostrando que no sólo hay que hacerlo en cinco años, sino que hay que hacerlo mucho mejor que eso”, dijo.

Muchos expertos creen que la única solución al problema de la chatarra espacial será el envío de naves espaciales robotizadas que la recojan toda y la desorbiten definitivamente.

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