Así era Tutankamón en la vida real
La reconstrucción más exacta de Tutankamón «trajo a
la vida» al antiguo mandatario egipcio. A 3,000 años de su muerte, así parece
que fue su rostro.
Durante siglos, arqueólogos, historiadores, artistas
y aficionados han intentado realizar la reconstrucción más exitosa del rostro
de Tutankamón. Desde su fallecimiento, hace más de 3 mil años, sus facciones
elementales se han difuminado: las condiciones climáticas hostiles en el
desierto, y el paso de los milenios, las han borrado casi por completo.
Por ello, especialistas de la talla de Zahi Hawass,
ex ministro de Antigüedades en Egipto, tiene el convencimiento de que todas las
reconstrucciones que se han hecho de Tutankamón son, en el mejor de los casos,
inexactas: «Una reconstrucción perfecta todavía tiene incertidumbres», explica
el especialista.
Aunque siempre hay un margen de error, un equipo de
investigadores de Western University (Canadá) tomó el cráneo original del
Faraón Niño y realizó un modelado en 3D. Con base en las características de los
huesos, «trajeron a la vida» al antiguo mandatario de Egipto. Así lo
consiguieron.
La tradición estética que se extendió hasta la
Dinastía XVIII —que Tutankamón encabezó durante su reinado— exigía que los
artistas egipcios se apegaran al canon para hacer máscaras funerarias. De
manera que el alma de la persona se mantuviera ‘intacta’ en el más allá, era
necesario que se les representara con las ‘mejores facciones’ posibles.
Esto, sin embargo, omitía las imperfecciones
naturales que tenemos los seres humanos. Sin embargo, la tradición religiosa se
imponía. Finalmente, los mandatarios eran los representantes de Horus en la
Tierra:
«LA MÁSCARA FUNERARIA DE ORO DEL REY TUTANKAMÓN
MUESTRA A UN HOMBRE JOVEN CON RASGOS FUERTES E IDEALIZADOS: UNA MANDÍBULA
FUERTE, LABIOS CARNOSOS, PÓMULOS ALTOS Y UNA FRENTE MAJESTUOSA», DOCUMENTA
ARTNET.
Sin embargo, las reconstrucciones que se han hecho
en el pasado del rostro de Tutankamón arrojan luz sobre que el antiguo Faraón
Niño no era tan agraciado físicamente. Por el contrario, tenía varias
imperfecciones motrices, que lo obligaron a usar un bastón en sus últimos años
de vida —aunque apenas tenía 19 años.
De hecho, una reconstrucción de Tutankamón que
realizó la BBC con 2 mil computadoras arrojó una imagen poco amigable. El
faraón tenía «un pie zambo, caderas anchas y dientes de conejo», escribieron
los científicos en un comunicado. Lo más probable es que estas malformaciones
fueran producto de una enfermedad hereditaria.
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