Alertan de que el oso polar puede extinguirse en 80 años

 

El calentamiento global, que azota con especial crudeza el Ártico, pone en peligro el hábitat de que dependen numerosas especies animales, como el oso polar, que está bajo la amenaza de una pronta extinción. Su población está reduciéndose notablemente y en la actualidad se estima que quedan solo entre 22.000 y 30.000 ejemplares en estado silvestre. El 27 de febrero se conmemora el Día Mundial del Oso Polar para concienciar sobre la grave situación de esta y otras especies árticas.

El oso polar se alimenta principalmente de peces y focas, pero en los últimos años la posibilidad de cazar o pescar sus presas naturales ha disminuido por la desaparición del hielo. Como consecuencia de ello, alertan los científicos, los machos han empezar a comerse sus propias crías, ante la imposibilidad de encontrar su alimento natural.

Se estima que, incluso protegiendo a las nuevas camadas de osos polares, solo la mitad de las crías llegan a la edad adulta.

Hasta el año 1990, el hielo del Ártico se mantuvo más o menos estable, a pesar del aumento de la temperatura global que ya entonces se registraba. A partir de ese año, la región ha ido perdiendo masas de hielo que ya no se vuelven a recuperar al año siguiente, lo que, entre otras cosas, permiten abrir nuevas rutas marítimas comerciales, con el consiguiente aumento de los impactos en la zona.

 De hecho, los grandes buques son responsables de fuertes emisiones de gases de efecto invernadero, que ahora se emiten ya desde el corazón del Ártico gracias a estas rutas antes inexistentes o muy minoritarias por la presencia de hielo.

Las poblaciones de oso polar se han reducido en más de un 30% en tan solo 45 años y muchos científicos opinan que puede desaparecer completamente de la Tierra para el año 2100.

La mayoría de estos ejemplares viven al oeste de Alaska, el norte de Alaska, Groenlandia, Canadá y Siberia, aunque no se descarta que también tengan presencia en Islandia. En total hay contabilizadas 19 subpoblaciones.

El calentamiento global no es su única amenaza. La creciente contaminación por pesticidas en algunos de los parajes que habitan, la explotación de los recursos naturales en sus ecosistemas o la caza furtiva acosan a este gran mamífero.

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