Desaparición masiva de aves marinas en la Antártida
El impacto del cambio climático es cada vez más
visible en la Antártida. La llegada del nuevo año es el momento en que las aves
antárticas como el escúa polar o págalo polar, el petrel antártico y el petrel
de las nieves construye sus nidos y ponen sus huevos, pero entre diciembre de
2021 y enero de 2022, los investigadores no encontraron ni un solo nido de
escúa en Svarthamaren, una de las regiones a las que acuden estas aves para
criar a sus polluelos. Del mismo modo, el número de nidos de petrel antártico y
petrel de las nieves descendió casi a cero.
En estas regiones, el cambio climático provocó que
las nevadas y la acumulación de nieve fueran significativamente mayores que en
años anteriores. Ahora, el estudio publicado en la revista 'Current Biology' demuestra
que estas tormentas de nieve inusualmente fuertes han interferido en la
capacidad de cría de las aves.
"Sabemos que en una colonia de aves marinas,
cuando hay una tormenta, se pierden algunos polluelos y huevos, y el éxito
reproductor es menor -- afirma Sebastien Descamps, primer autor del estudio e
investigador del Instituto Polar Noruego--. "Pero aquí no estamos hablando
de decenas, si no cientos de miles de aves, y ninguna de ellas se reprodujo a
lo largo de estas tormentas. Tener un éxito reproductor nulo es realmente
inesperado".
Svarthamaren y la cercana Jutulsessen albergan dos
de las mayores colonias de petreles antárticos del mundo y son zonas de
nidificación esenciales para el petrel de las nieves y el escúa polar sur.
Entre 1985 y 2020, en Svarthamaren había entre 20.000 y 200.000 nidos anuales
de petrel antártico, unos 2.000 de petrel de las nieves y más de 100 de escúa.
En la temporada 2021-2022, solo había tres petreles
antárticos reproductores, un puñado de petreles de las nieves reproductores y
cero nidos de escúa. Del mismo modo, en Jutulsessen, no hubo nidos de petrel
antártico en el verano de 2021 a 2022 a pesar de que los años anteriores habían
mostrado decenas de miles de nidos activos.
"No fue solo una colonia aislada la que se vio
impactada por este clima extremo. Estamos hablando de colonias repartidas en
cientos de kilómetros --alerta Descamps--. Así que estas condiciones tormentosas
impactaron en una parte realmente grande de tierra, lo que significa que el
éxito reproductor de una gran parte de la población de petreles antárticos se
vio afectado".
Estas aves ponen sus huevos en el suelo desnudo, por
lo que con suficiente nieve, el terreno se vuelve inaccesible, y la cría de
pollos se hace imposible. Las tormentas también tienen un coste
termorregulador: las aves deben emplear sus fuerzas disponibles en refugiarse,
mantenerse calientes y conservar energía.
"Hasta hace poco, no había signos evidentes de
calentamiento climático en la Antártida, salvo en la península --recuerda
Descamps--, pero en los últimos años, ha habido nuevos estudios y nuevos
fenómenos meteorológicos extremos que empezaron a dar un giro a la forma en que
vemos el cambio climático en la Antártida".
Descamps espera que, con el tiempo, el modelo
utilizado para predecir la gravedad de las tormentas pueda ajustarse y ser aún
más preciso. "Cuando se trata de la severidad de una tormenta, se trata
tanto del viento como de la acumulación de nieve --subraya--. No hay muchos
lugares en los que tengamos las mediciones de nieve adecuadas, y eso desempeña
un papel importante a la hora de explicar el éxito reproductor de las
aves".
"Creo que nuestro estudio demuestra de forma
contundente que estos fenómenos extremos tienen un impacto muy fuerte en las
poblaciones de aves marinas, y los modelos climáticos predicen que la gravedad
de estos fenómenos extremos aumentará", concluye.
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