La clave de la vida extraterrestre está en el Everest
Lo que en su día era una aventura reservada para
profesionales, con el tiempo se ha convertido en un destino turístico bastante
reclamado. Subir al Monte Everest ya no es solo la aventura de unos pocos,
miles de personas toman la decisión de enzarzarse en este viaje cual travesía
de La Comunidad del Anillo poniendo rumbo a las tierras de Mordor a través de
parajes nevados. Desde Gizmodo han recogido un estudio, publicado en Arctic,
Antarctic, and Alpine Research, sumamente interesante que señala que aquellas
personas que estornudan o tosen en el Everest dejan parte de sus gérmenes en el
terreno helado. El frío del lugar, que tranquilamente puede ser de -30°C, sirve
como perfecto congelador para mantener vivos los microbios que salen de nuestro
organismo cuando realizamos alguna de las acciones que hemos mencionado.
"Hay una firma humana congelada en el
microbioma del Everest, incluso a esa altura. Si alguien incluso se sonó la
nariz o tosió, ese es el tipo de cosas que podrían aparecer", explicaba
Steve Schmidt, responsable del estudio en cuestión que a su vez es profesor de
ecología y biología evolutiva. "Predecimos que si tomamos muestras en las
áreas más utilizadas por humanos en la montaña, podemos encontrar aún más
evidencia microbiana del impacto humano en el medio ambiente". En otras
palabras, que dejamos rastro en el Everest con tan solo estornudar y no se
puede ocultar, lo que en cierto modo hace que el ambiente quede un tanto
contaminado, pero no es preocupante por ahora. Este pequeño descubrimiento es muy
importante porque podría ser la clave de la búsqueda de vida más allá de la
Tierra.
Si el Everest es capaz de preservar esos microbios y
gérmenes, quiere decir que en otros sistemas de también muy bajas temperaturas
se podrían encontrar rastros de otros organismos: "Podríamos encontrar
vida en otros planetas y lunas frías", sigue Schmidt, "Y deberíamos
tener cuidado para asegurarnos de no contaminarlos con los nuestros". Se
han encontrado Staphylococcus y Streptococcus en el Everest, que pueden
permanecer inactivos durante años pero mantenerse "frescos" para una
reactivación si se entra en contacto con ello. Esta firma humana extraída de
los escaladores que visitan el prestigioso monte más bonito del mundo acaba de
convertirse en una pieza vital de la exploración espacial.
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