Un planeta asesino podría acabar con la vida en la Tierra en unas horas
Hay grandes misterios sobre el sistema solar que aún
no tienen respuesta. Uno de ellos es la enorme distancia “vacía” entre Marte y
Júpiter. Otro misterio es la ausencia de planetas de tamaño intermedio.
Básicamente existen dos tipos de planetas en el sistema
solar, los terrestres y los gigantes gaseosos. El planeta terrestre más grande
es la propia Tierra, y el gigante gaseoso más pequeño es Neptuno, que tiene 17
veces el tamaño de la Tierra. No hay término medio.
¿Por qué nuestro sistema solar tiene estas extrañas
características? Descubrir esta respuesta podría proporcionar pistas
importantes sobre la arquitectura del sistema solar e incluso sobre la
evolución de la vida en la Tierra. Así que Stephen Kane, astrofísico de la
Universidad de California Riverside (UCR), decidió probar la hipótesis de la
existencia de un planeta extra en el sistema solar y descubrió algo intrigante.
El estudio de Kane involucró simulaciones dinámicas
por odenadores muy complejas capaces de mostrar las interacciones gravitatorias
entre los diferentes planetas del sistema solar. Kane colocó planetas entre
Marte y Júpiter con una variedad de masas diferentes y luego observó lo que
sucedía con el resto de los planetas.
Los resultados fueron desastrosos para el sistema
solar. Para entender el porqué, debemos recordar que Júpiter es un planeta
gigantesco. Tan grande que si sumamos la masa de todos los demás planetas,
todavía estamos muy por debajo de la masa total de Júpiter.
Esto hace que su influencia gravitatoria sea muy
profunda. Si cualquier objeto celeste perturba a Júpiter aunque sea levemente,
todos los demás planetas se verán profundamente afectados.
Dependiendo de la masa y la ubicación de una
supertierra ficticia en el sistema solar, su presencia sería suficiente para
desestabilizar a Mercurio, Venus y la Tierra misma, arrojándolos fuera del
sistema solar.
En algunos casos, el planeta podría incluso provocar
la expulsión de Urano y Neptuno. En otros, la supertierra sería capaz de
remodelar la órbita de la Tierra, haciéndola inhabitable para nosotros.
Disminuyendo la masa del planeta y posicionándolo en lugares muy específicos,
el planeta podría incluso permanecer estable por algún tiempo entre Marte y
Júpiter. Pero pequeños movimientos en cualquier dirección serían suficientes
para provocar un desastre.
El estudio tiene grandes implicaciones para la
capacidad de otros sistemas solares para albergar vida. La presencia de
planetas similares a Júpiter puede decidir si los planetas vecinos tienen
órbitas estables o no.
Es notable darse cuenta de cómo el equilibrio entre
los planetas del sistema solar es tan delicado y preciso. Todo funciona como
los engranajes de un reloj: si cualquier parte sufre una pequeña modificación
el reloj puede romperse. De hecho, estamos en un lugar especial en el universo.
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