La NASA sospecha que hay vida en las lunas de Urano

 

Un estudio detallado de la nave espacial Voyager de la NASA, junto con un nuevo modelado informático, concluyó que cuatro de las lunas más grandes de Urano probablemente contienen una capa oceánica entre sus núcleos y las cortezas heladas.

 “Su estudio es el primero en detallar la evolución de la composición interior y la estructura de las cinco grandes lunas: Ariel, Umbriel, Titania, Oberon y Miranda. El trabajo sugiere que cuatro de las lunas contienen océanos que podrían tener docenas de millas de profundidad”, precisó el periodista Diego Bastarrica.

El estudio del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA revisó los hallazgos de los sobrevuelos de Urano de la Voyager 2 de la NASA en la década de 1980 y de observaciones terrestres. Esta información fue el insumo para la construcción de modelos informáticos alimentados con descubrimientos adicionales de las sondas Galileo, Cassini, Dawn y New Horizons de la NASA, y con datos químicos y geológicos de las luna Encelado, de Saturno; y Caronte y Ceres, de Plutón.

“Todos cuerpos helados del mismo tamaño que las lunas de Urano pasadas a revisión con la información que las sondas de la NASA han recopilado luego de descubrir otros mundos oceánicos en el espacio”, expuso Bastarrica.

Los científicos investigaron la geología de las lunas de Urano, descubriendo una fuente potencial de calor en los mantos rocosos de las lunas, que liberan líquido caliente y ayudarían a un océano a mantener un ambiente cálido, un escenario que es especialmente probable para Titania y Oberon, donde los océanos pueden incluso ser lo suficientemente cálidos como para soportar potencialmente la habitabilidad.

“Pero el calor interno no sería el único factor que contribuye al océano subsuperficial de una luna. Un hallazgo clave en el estudio sugiere que los cloruros, así como el amoníaco, son probablemente abundantes en los océanos de las lunas más grandes del gigante helado. Se sabe desde hace tiempo que el amoníaco actúa como anticongelante. Además, el modelo sugiere que las sales probablemente presentes en el agua serían otra fuente de anticongelante, manteniendo los océanos internos de los cuerpos”, precisó el periodista científico.

Julie Castillo-Rogez, científica de la NASA, aseveró que aún hay muchas preguntas por resolver teniendo esta información sobre la mesa. “Necesitamos desarrollar nuevos modelos para diferentes suposiciones sobre el origen de las lunas para guiar la planificación de futuras observaciones. Excavar en lo que se encuentra debajo y en la superficie de estas lunas ayudará a los especialistas a elegir los mejores instrumentos para estudiarlas”, resaltó.

“Por ejemplo, determinar que el amoníaco y los cloruros pueden estar presentes significa que los espectrómetros, que detectan compuestos por su luz reflejada, necesitarán usar un rango de longitud de onda que cubra ambos tipos de compuestos. Del mismo modo, pueden usar ese conocimiento para diseñar instrumentos que puedan sondear el interior profundo en busca de líquido”, precisó Adriana Juárez, periodista de El Heraldo de México.

Y agregó: “Y es que la búsqueda de corrientes eléctricas que contribuyen al campo magnético de una luna es generalmente la mejor manera de encontrar un océano profundo, como lo hicieron los científicos de la misión Galileo en la luna Europa de Júpiter. Sin embargo, el agua fría en los océanos interiores de lunas como Ariel y Umbriel podría hacer que los océanos sean menos capaces de transportar estas corrientes eléctricas y presentaría un nuevo tipo de desafío para los especialistas que trabajan para descubrir qué hay debajo”.

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