Detectan la vibración del universo provocada por la fusión de grandes agujeros negros
Hoy jueves se ha anunciado la detección, por primera
vez, de un fondo de vibración del cosmos proveniente de la fusión de innumerables
agujeros negros supermasivos. El descubrimiento lo han realizado diversos
centros de detección de ondas gravitacionales que, conjuntamente, se agrupan en
el consorcio llamado NANOGrav.
Las ondas gravitacionales son vibraciones del
espacio(tiempo) generadas por objetos masivos que se mueven aceleradamente
(como, por ejemplo, cuando parejas de agujeros negros o de estrellas de
neutrones orbitan alrededor del centro de masas común). Estas ondas se propagan
a través del espacio a la velocidad de la luz, y cuando llegan a la Tierra son
extremadamente débiles, de forma que su detección es muy compleja.
Hasta ahora, sólo se habían detectado las ondas
gravitacionales creadas por acontecimientos puntuales, como por ejemplo las que
se liberan justo en el momento de la fusión de dos agujeros negros o de dos
estrellas de neutrones. Pero se creía que el universo debería estar lleno de
una debilísima vibración de fondo, resultado de la combinación de multitud de
fuentes de ondas gravitacionales, especialmente las generadas por la fusión de
enormes agujeros negros, llamados supermasivos y que se encuentran en el centro
de la mayoría de las galaxias.
La detección directa de esta vibración de fondo no
es posible con la tecnología actual, ya que es extremadamente débil. De forma
que los investigadores han utilizado un método indirecto basado en el estudio
de púlsares, estrellas de neutrones que giran a gran velocidad mientras emiten
haces de radiación de una manera muy direccional.
Con el giro del púlsar, sus haces de radiación
barren el espacio, y si estas emisiones se enfocan hacia la Tierra se pueden
captar como pulsaciones (de ahí su nombre), de forma similar a cómo se percibe
la luz de un faro. Como el giro de los púlsares es muy regular, los pulsos de
radiación que se reciben tienen una cadencia tan precisa que pueden ser
utilizados como auténticos relojes del universo.
Las oscilaciones provocadas en el espacio por el
paso de las ondas gravitacionales provocan diminutas irregularidades en cómo
llegan a nuestro planeta las señales de los púlsares. Es decir, sus latidos se
avanzan o se retrasan ligerísimamente.
El descubrimiento ha sido posible estudiando,
durante 15 años, las señales de 67 púlsares. Aunque las principales fuentes de
ondas gravitacionales que habrían contribuido a la existencia de este fondo
serían las fusiones de agujeros negros supermasivos en el centro de las
galaxias, los científicos no descartan que haya también contribuciones de otros
fenómenos, como por ejemplo la expansión exponencial que experimentó el
universo en sus primeros instantes de vida.
..
Comentarios
Publicar un comentario