El telescopio europeo Euclid, listo para acercarse al “universo oscuro”
La Agencia Espacial Europea (ESA) está a punto de
lanzar desde cabo Cañaveral (Florida) un cohete Falcon 9 portando el telescopio
espacial Euclid. La misión de este nuevo observatorio consistirá en estudiar
los componentes más esquivos del universo: la materia oscura y la energía
oscura.
Un mes después del lanzamiento, Euclid orbitará el
segundo punto de Lagrange Sol-Tierra (L2), a un millón y medio de kilómetros de
nuestro planeta. Se trata de una ubicación privilegiada donde las atracciones
gravitatorias del Sol y la Tierra se “equilibran”. Una vez allí, su parasol
bloqueará la luz procedente del Sol, la Tierra y la Luna, para asegurar un alto
nivel de estabilidad en sus instrumentos.
Mientras, Euclid comenzará a apuntar hacia el cielo
profundo en un intento de desvelar parte de los misterios que aún entraña el
universo. Acompañará en esta posición al telescopio espacial James Webb, como
perfecto compañero de viaje en esta nueva y apasionante era espacial.
Resulta cuanto no menos curioso que todo aquello que
hemos descubierto en el universo (desde nuestro Sistema Solar hasta las
galaxias más lejanas) esté formado por materia ordinaria: partículas
elementales como protones, electrones y quarks que se unen para formar átomos.
Sin embargo, esta materia observable constituye exclusivamente el 5 % del
cosmos.
Cabe plantearnos, entonces, la siguiente pregunta:
¿en qué consiste el 95 % restante de universo oscuro que aún permanece
invisible para nosotros? Y aún más, ¿cuáles son las evidencias de ese 95 % de
materia o energía desconocida en el cosmos?
Empezando por la última de las cuestiones, los
científicos se dieron cuenta de varios hechos significativos. Por un lado, las
estrellas que orbitan alrededor de sus centros galácticos se mueven a más
velocidad de la esperada (es decir, cuando sólo se tiene en cuenta la materia
ordinaria “que podemos ver”). Por otro lado, esta materia “observable” por sí
sola no puede aportar suficiente gravedad para mantener agrupaciones de
galaxias.
Es entonces cuando entra en juego una especie de
materia invisible que ni emite ni refleja la luz y que formaría el 25 % del
universo: la materia oscura.
Un método muy empleado por los astrónomos (y que
podría utilizarse para detectar materia oscura) se basa en el efecto
relativista denominado lente gravitacional. Cuando una concentración de materia
se sitúa en nuestra línea de visión puede actuar como una lupa, distorsionando
la luz de las galaxias detrás de ella.
En las lentes gravitacionales fuertes (debidas a la
presencia de objetos muy masivos como cúmulos galácticos o agujeros negros),
las deformaciones galácticas son muy evidentes. La siguiente animación describe
este efecto cuando un agujero negro se mueve delante de un fondo galáctico.
Cuando las distorsiones de las fuentes de fondo son
de menor magnitud hablamos de lupa gravitacional débil. En este caso, las
deformaciones sólo pueden detectarse analizando un gran número de fuentes de
forma estadística.
En este sentido, el telescopio espacial Euclid
medirá la forma distorsionada de billones de galaxias y elaborará el mapa 3D
más detallado y preciso: los científicos podrán deducir cómo se distribuye la
materia oscura en el cosmos.
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