La misteriosa montaña de las hadas donde gigantescas ranas devoran a los pobres escaladores
Dos excelentes alpinistas japoneses, que están entre
los mejores del mundo, Kazuya Hiraide y Kenro Nakajima en estos momentos se
están dirigiendo a la montaña Tirich Mir en Pakistán. Ambos fueron galardonados
ya en varias ocasiones con el prestigioso premio Piolet De Oro: Hiraide en
tres, Nakajima en dos ocasiones hasta ahora, por sus hazañas anteriores de
máximo compromiso. La cordada japonesa ahora tiene por objetivo conseguir la
primera ascensión de la todavía inexplorada cara norte de Tirich Mir, hasta la
cumbre principal. Tirich Mir es el pico más alto del sistema montañoso de Hindu
Kush, y el más alto del mundo fuera de la cordillera de Himalaya-Karakorum. El
macizo tiene 11 cimas, muchas de ellas superiores a los 7.000 metros. La más
alta, la principal, es de 7.708 m.
El nombre Tirich Mir significa 'Rey de la
Oscuridad'. Se cree que en lo alto de la montaña hay una fortaleza con hadas y
que las hadas están custodiadas por ranas gigantescas del tamaño de camiones
que viven en las grietas. Si alguien se atreve a subir a la montaña, será
devorado por las ranas, y aquellos que sobrevivan a las ranas, morirían dentro
de un año. A pesar de las creencias locales de la cultura popular, muy notorias
en esta zona de montañas enigmáticas y salvajes, en 1928 y en 1929 hubo dos
intentos para escalar Tirich Mir por el Survey of India, sin éxito. En 1935 y
en 1939 otros dos intentos fracasaron para ascenderla desde el lado sur, por
alemanes e ingleses, respectivamente.
D
iez años más tarde, en 1949, el profesor de
filosofía noruego Arne Naess y un escalador compatriota suyo fueron allí para
explorar un glaciar cercano a la montaña. Desde allí quisieron ver qué opciones
de rutas posibles habría para ascenderla. Los dos llegaron a la conclusión de
que la arista sureste sería la más adecuada para tal fin.
Arne Naess cerca de la cumbre principal de Tirich
Mir durante la primera ascensión.Arne Naess cerca de la cumbre principal de
Tirich Mir durante la primera ascensión.The Himalayan Journal
En el mismo invierno de 1949/1950, los noruegos
empezaron a preparar la expedición cara al verano de 1950, con el objetivo de
coronar la cumbre principal de Tirich Mir. El gran alpinista y militar inglés
Tony Streather también se unió al equipo noruego. Aparte, contrataron a
porteadores locales, pero Naess tenía cierto miedo a que las creencias locales
pudieran causar miedo en sus ayudantes durante la ascensión. El propio Naess
describió la montaña como un "castillo de hadas resplandeciente".
El equipo tuvo que hacer ciertas modificaciones en
la ruta mediante un atajo muy peligroso hacia la arista sur, por las constantes
amenazas de avalanchas en la línea de ascensión inicialmente planeada. Si el
tiempo cambiara bruscamente, estarían en una situación de vida o muerte todos.
Cuando el grupo ya se encontraba bastante arriba, por encima de los 6.500
metros, uno de los porteadores, Mutaib, entró en pánico y amenazó con lanzarse
al vacío. Mutaib veía a hadas por todas partes, y su miedo se reforzó aún más
porque, según las creencias, el color rojo pondría muy furiosas a las hadas.
Cualquier detalle que Mutaib haya visto, aunque fuera la más mínima letra
impresa en color rojo en alguna lata, aumentó su miedo.
La situación en ese lugar tan peligroso empezó a ser
insostenible. Streather y otro porteador convencieron a Mutaib para que no se
tirara y lo acompañaron a un campo inferior donde el médico del equipo le dio
morfina al hombre asustado para calmarlo. El resto del equipo alcanzó mientras
tanto los 7.010 metros, pero uno de los miembros se enfermó con neumonía y
tuvieron que tomar la decisión de abortar el ataque a cima el 12 de julio y
descender todos para reorganizarse. Pero lo peor ocurrió justo en ese momento
de la retirada.
Nadie se esperaba algo que en unos momentos pondría
a todos en peligro de muerte. Un enorme terremoto sacudió el lugar, siendo el
epicentro justo en Tirich Mir. La locura se desató, las avalanchas venían como
trenes de alta velocidad, las rocas caían como bombas. Con mucha suerte, el
equipo pudo esquivar la tragedia y alcanzaron el campamento base.
Una semana después, el 20 de julio de 1950,
decidieron hacer un segundo intento para alcanzar la cima. El 22 de julio
finalmente consiguieron coronarla varios miembros del equipo, incluyendo a
Naess y a Streather también. Lo más bonito de esta expedición fue el respeto y
el cariño que los noruegos y el inglés mostraron hacia los porteadores, y tras
la exitosa primera ascensión recalcaron que los porteadores contribuyeron en
gran medida al éxito.
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