Detectan una estructura inusual en un chorro de alta energía lanzado hacia la Tierra por un agujero negro
Un grupo internacional de astrofísicos descubrió una
inesperada característica en la estructura del blazar Markarian 421, que se
encuentra a 400 millones de años luz de distancia de la Tierra, en la
constelación de la Osa Mayor, informó el pasado miércoles la NASA.
A menudo los agujeros negros expulsan chorros
brillantes de partículas de alta energía que viajan a una velocidad cercana a
la de la luz (relativista).
Los científicos emplean el término ‘blazar’ cuando
uno de estos chorros apunta en dirección a la Tierra.
Está documentado que los blazares, que miden
millones de años luz de longitud, emiten una gran cantidad de energía, además
de ser tan extremadamente brillantes que pueden eclipsar la luz combinada de
todas las estrellas de las galaxias en las que se encuentran.
Los científicos habían tratado de comprender acerca
de la naturaleza de estos eventos, pero los mecanismos físicos que contribuyen
a la dinámica y la emisión de los chorros han sido difíciles de entender.
El lanzamiento del observatorio espacial Explorador
de Polarimetría de Rayos X por Imágenes (IXPE, por sus siglas en inglés) ha
permitido localizar el origen de las emisiones de estos blazares.
Este dispositivo satelital, que está equipado con
tres telescopios idénticos, tiene como función medir la propiedad fundamental
de la radiación electromagnética, conocida como polarización.
A partir de esta propiedad, los astrónomos pueden
obtener información sobre el campo magnético de los agujeros negros, así como
de las características internas de estos objetos astronómicos.
En una nueva investigación recientemente publicada
en la revista Nature Astronomy se reportó que la polarización del chorro
emitido por el Markarian 421 mostró que en una parte donde se aceleran las
partículas también se encuentra un campo magnético con estructura helicoidal.
Los anteriores modelos de chorros blazar sugirieron
que estaban acompañados por campos magnéticos en forma de hélice en espiral,
similar al ADN humano.
No obstante, se desconocía que esta hélice magnética
podría albergar áreas donde las partículas son aceleradas por choques.
«Anticipamos que la dirección de la polarización
podría cambiar, pero pensamos que las grandes rotaciones serían raras, según
las observaciones ópticas previas de muchos blazares», comentó el físico Herman
Marshall, quien recalcó que el equipo planeó «varias observaciones del blazar,
y la primera mostró una polarización constante del 15%».
El análisis de los datos del IXPE evidenció que la
polarización del chorro se redujo a 0 % entre la primera y la segunda
observación.
Esto reveló que el campo magnético giraba
continuamente al mismo ritmo.
Por otro lado, las mediciones de la radiación
electromagnética en forma de luz óptica, infrarroja y de radio no mostraron
ningún efecto sobre la estabilidad y la estructura, incluso cuando las
emisiones de rayos X cambiaron.
Esto significa que una onda de choque puede
propagarse a lo largo de los campos magnéticos en espiral dentro del Markarian
421.
Los resultados del estudio demostraron que un campo
magnético helicoidal puede contribuir al choque que acelera las partículas del
chorro a velocidades relativistas.
Por último, los expertos aseguraron que continuarán
examinando el Markarian 421, así como otros blazares, para encontrar los
mecanismos que impulsan a los chorros y con qué frecuencia ocurren.
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