Los elefantes marinos, diezmados por la gripe aviar en Argentina

La provincia argentina de Chubut ha aprobado una ley que protege a los elefantes marinos del sur, una especie severamente afectada por la epidemia de gripe aviar de 2023, que diezmó la población en las costas de la Patagonia

La Legislatura de Chubut aprobó este jueves una ley que declara la protección del elefante marino del sur (Mirounga leonina) en todo el territorio provincial, buscando revertir el grave impacto sufrido por la especie tras la epidemia de gripe aviar. Hasta el año 2022, la población de estos mamíferos marinos, la foca de mayor tamaño a nivel mundial, se mantenía saludable en enclaves emblemáticos como Península Valdés, donde se concentra cerca del 80 % de la única colonia reproductiva continental. Sin embargo, durante la temporada reproductiva de 2023, el virus de la gripe aviar mató al 97 % de las crías y a un número significativo de adultos reproductores, llevando a recategorizar a la especie como "vulnerable" en su estado de conservación, según datos de la organización Wildlife Conservation Society (WCS) Argentina.

Protección de hábitats y concienciación pública

La nueva legislación, impulsada por el diputado provincial Sergio Daniel González, tiene como objetivo proteger a los elefantes marinos en las costas atlánticas de Chubut, especialmente en zonas donde están más expuestos a la acción humana. Entre las medidas aprobadas destaca la creación de un fondo para financiar tareas de conservación, el establecimiento de una zona de seguridad de 50 metros alrededor de los ejemplares para evitar el estrés y la alteración de su comportamiento natural, y el desarrollo de programas de concientización sobre la importancia de preservar la especie.

González destacó que la fauna chubutense es un espectáculo natural de relevancia mundial y subrayó la necesidad de garantizar que el turismo responsable y el respeto al hábitat de los elefantes marinos vayan de la mano para asegurar su supervivencia.

Un gigante de los mares en peligro

Los elefantes marinos del sur son impresionantes tanto por su tamaño como por su comportamiento. Los machos adultos pueden llegar a medir hasta 5,5 metros de largo y pesar 3,5 toneladas, mientras que las hembras alcanzan los 3 metros de largo y 900 kilos. Pasan la mayor parte del tiempo en el océano recorriendo miles de kilómetros y buceando hasta 2.000 metros de profundidad en busca de peces y calamares. Solo dos veces al año, en septiembre-octubre para reproducirse y entre noviembre y marzo para mudar la piel, se establecen en tierra firme, en períodos críticos de su ciclo de vida.

La WCS advirtió que durante su estancia en tierra, los elefantes marinos son extremadamente vulnerables, especialmente al tránsito de vehículos, la presencia de personas y la cercanía de mascotas, factores que pueden provocar situaciones graves como el abandono de crías o un desgaste energético elevado.

Península Valdés ofrece protección a parte de la población, pero otras zonas como Punta Ninfas, Bajo de los Huesos e Isla Escondida carecen de medidas específicas de resguardo, lo que hacía urgente la aprobación de esta nueva normativa.

 

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