Un jefe del Pentágono afirma que el riesgo de una amenaza tecnológica alienígena es muy serio
Según el mayor experto de la organización militar
norteamericana, el Pentágono se toma muy en serio la posibilidad de una
'sorpresa tecnológica extraterrestre'. De hecho, afirma que es una de las
mayores preocupaciones estratégicas de los altos mandos de EEUU: que una
tecnología exótica y muy superior a la suya les pille con los pantalones
bajados y las defensas anticuadas como en una vulgar película de marcianitos.
Pero la posibilidad y, por tanto, el peligro es
real, apunta el Dr. Sean Kirkpatrick —director de la Oficina de resolución de
anomalías en todos los dominios del Pentágono (AARO)—. En una reciente
entrevista con ABC News, Kirkpatrick afirmó que, por ahora, no habían
encontrado nada y que él no tiene evidencia de que las acusaciones realizadas
por personal de inteligencia de los EEUU —en las que se decía que este y otros
países habían recuperado ya restos y hasta naves alienígenas completas durante
años— sean verdad.
Según Kirkpatrick, "la integridad de la
ciencia" es esencial en estas investigaciones, y que "la falta de
explicación no es prueba de algo más allá de nuestra comprensión actual".
El Dr. Kirkpatrick lidera las investigaciones del Pentágono sobre más de 800
casos de avistamientos misteriosos reportados por pilotos, personal e
instrumentos de observación militares a lo largo de varias décadas.
Kirkpatrick
ha sido una figura prominente en la investigación de fenómenos aéreos no
identificados (UAP, por sus siglas en inglés) durante años. En una
comparecencia ante el Senado de los Estados Unidos, presentó su último informe,
ilustrando que la mayoría de los casos se habían resuelto y que no eran naves espaciales,
sino otros fenómenos naturales o artificiales.
Pero un pequeño porcentaje de casos sigue sin
resolverse. Por ejemplo, Kirkpatrick mostró un vídeo de un objeto volador no
identificado capturado por un dron de ataque estadounidense en Irak. Según el
Pentágono, este objeto no tiene ninguna explicación lógica después de años de
investigación. Kirkpatrick afirmó que era "prácticamente imposible
identificar completamente" el objeto basándose únicamente en el vídeo. Sin
embargo, espera que, a medida que se recopilen más datos sobre estos episodios,
puedan surgir patrones que ayuden a explicar los casos no resueltos.
Anteriormente,
Kirkpatrick trabajó con el astrofísico de Harvard, Avi Loeb —que escribe en
estas páginas— para publicar un estudio que abre la puerta a la posible
presencia de naves nodriza alienígenas en el sistema solar, capaces de lanzar
sondas a la Tierra y otros planetas.
Posibles sondas como IM1, cuyo brillo iluminó el
cielo de Papúa Nueva Guinea hace casi una década. Avi Loeb ha estado trabajando
en un proyecto de recuperación de este objeto, el primer meteoro interestelar
reconocido, que podría ser un posible artefacto alienígena. Loeb dirigió una
expedición del proyecto Galileo al océano Pacífico para recuperar esferas del
meteoro del fondo del mar.
Los análisis de laboratorio de estas esferas
revelaron la presencia de isótopos de uranio, lo que sugiere que podrían ser
más antiguas que el sistema solar. Este descubrimiento, según Loeb, "abre
una nueva frontera en la astronomía, donde lo que hay fuera del sistema solar
se estudia a través de un microscopio en lugar de un telescopio".
Como Loeb o el departamento del Pentágono, cada día
hay más científicos que se unen a la investigación de estos fenómenos aéreos
observados para determinar su origen y eliminar la especulación, sean cuales
sean los resultados de las investigaciones, atendiendo a criterios científicos
y no políticos. Mientras, los talibanes de uno y otro lado —los escépticos de
los ‘platillos volantes’ y los frikis con gorrito de papel Albal que no admiten
dudas posibles— les atacan. Pero, a medida que los científicos como Kirkpatrick
y Loeb continúan su trabajo, la realidad es que estamos cada vez más cerca de
responder a la pregunta que ha atenazado a la humanidad desde que miramos a las
estrellas por primera vez: ¿estamos solos en el universo? Sea cual sea la
respuesta, debemos buscarla con la mente abierta y los estrictos datos en la
mano.
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