La aldea más antigua de Europa data de hace 8.000 años y está bajo un lago en Albania
Las apacibles aguas turquesas del Lago de de Ocrida,
en la frontera entre Albania y Macedonia, han ocultado durante siglos y siglos
un secreto. Un equipo de arqueólogos de las universidades de Berna (Suiza),
Oxford (Inglaterra) y Tesalónica (Grecia) acaba de descubrir en las
profundidades de ese lago el asentamiento humano fijo más antiguo de toda
Europa del que se tendría conocimiento hasta la fecha. El pueblo podría tener
unos 8.000 años de antigüedad. Los exámenes realizados con radiocarbono ya han
arrojado que la localidad se remontaría a un periodo situado entre los años
6.000 y 5.800 a. C. Los arqueólogos consideran que la aldea probablemente data
de la época de los primeros agricultores de Europa, que llegaron de Anatolia
hace unos 8.000 años. El pueblo, situado cerca de la actual localidad albanesa
de Lin, habría acogido entonces una pequeña población de entre 200 y 500
personas que vivían en palafitos, unas chozas construidas sobre pilotes de
madera en la superficie del lago o en zonas en la orilla que se inundaban con
frecuencia por el aumento del nivel del agua.
“El lugar es
centenares de años anterior a ningún otro asentamiento de viviendas lacustres
en el Mediterráneo o la regiones alpinas”, señalaba Albert Hafner, profesor de
Arqueología en la Universidad suiza de Berna, en declaraciones recogidas por la
agencia France Press. “Hasta donde sabemos, es el más antiguo de Europa”. La
aldea sería el asentamiento permanente más antiguo que se conoce en Europa.
Porque de lo que los arqueólogos están convencidos de que sus habitantes eran
unos de los primerísimos agricultores y ganaderos sedentarios de Europa, que
entonces aún estaba poblada mayoritariamente por cazadores y recolectores
nómadas. En el fondo del lago han sido encontrados huesos de animales, fósiles
de plantas y de semillas que probarían que los habitantes de esa milenaria
aldea vivían de la agricultura y de la ganadería.
Los arqueólogos llevan ya cuatro años estudiando el
yacimiento arqueológico del Lago de Ocrida y analizando los troncos de roble
encontrados en sus profundidades. Además, durante una reciente expedición con
buceadores, han descubierto que la aldea estaba fortificada, protegida con
miles de tablas repletas de púas que según todos los indicios se utilizaron
como una empalizada defensiva. “Para protegerse de ese modo, debieron de talar
todo un bosque”, en palabras de Hafner. ¿Qué llevó a los habitantes de esa
aldea a tener que protegerse de ese modo? Los arqueólogos aún no lo saben a
ciencia cierta. Pero calculan que en el fondo del lago habría sumergidas nada
menos que unas 100.000 púas. “Las casas construidas sobre pilotes y los
tablones con púas indican que la aldea probablemente era atacada con mucha
frecuencia”, asegura Albert Hafner.
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