Las jirafas ya están en peligro de extinción
La jirafa es un icono de las sabanas africanas,
reconocible por su forma y altura únicas y sus bellos patrones de manchas. Sin
embargo, a pesar de su popularidad en todo el mundo, se enfrentan a grandes
retos para seguir sobreviviendo en libertad.
El número de jirafas y de otros animales grandes y
emblemáticos, como elefantes y rinocerontes, ha caído en picado. Las jirafas
figuran ahora en la lista de especies en peligro de extinción. En un estudio
publicado en la revista Global Change Biology, un equipo científico liderado
por la Estación Biológica de Doñana - CSIC, la Universidad Estatal de
Pensilvania y el Wild Nature Institute ha demostrado que la aplicación eficaz
de la ley que protege a las jirafas de la caza ilegal es la mejor manera de
mantener sanas y prósperas a sus poblaciones.
Las jirafas son físicamente grandes, por lo que
necesitan mucho espacio para moverse. También viven mucho tiempo, casi 30 años
y tardan en reproducirse: las hembras dan a luz por primera vez a los 6 años y,
a partir de entonces, sólo tienen una cría cada dos años aproximadamente. En la
actualidad, las jirafas están cada vez más amenazadas por uno de los
depredadores más astutos: el ser humano.
Los cazadores furtivos las matan para vender su
carne y partes de su cuerpo en los mercados de carne de animales silvestres.
Además, las jirafas están perdiendo su hábitat natural de sabana debido a la
expansión urbana y agrícola y también están sufriendo los estragos del cambio
climático, el cual está aumentando las lluvias torrenciales que ayudan a
propagar enfermedades que causan la muerte de las jirafas.
"Para conservar a las jirafas necesitábamos
saber qué presiones naturales y humanas están afectando más en el declive de su
población y si éramos capaces de emprender acciones para mitigar las
amenazas", comenta Maria Paniw, investigadora del a Estación Biológica de
Doñana. Para ello, el equipo científico se propuso investigar cómo afectaban
los cambios en el uso del suelo, la caza ilegal y la pluviosidad a la
abundancia de jirafas masái en la región de Tarangire, en Tanzania, al este de
África. Esta región alberga dos parques nacionales, un rancho ganadero dedicado
al ecoturismo y varias aldeas con diferentes niveles de conservación de la
tierra y la fauna.
El equipo realizó un seguimiento de las jirafas de
la zona durante casi una década para saber cómo influye cada una de estas
amenazas en su supervivencia. A continuación, combinaron la información
obtenida en estudios anteriores para crear un modelo basado en individuos que
simulaba de forma realista la dinámica de la población y el riesgo de extinción
en diferentes escenarios de cambio ambiental a lo largo de 50 años.
Pusieron a prueba una serie de amenazas para la
persistencia de las jirafas en este sistema, como la expansión de las ciudades
a lo largo de los límites de la zona de estudio, la pérdida de conectividad
entre las zonas claves del hábitat, la mejora o reducción de la aplicación de
la ley sobre la vida salvaje, los cambios en la presión de depredación sobre
las crías de jirafa debido a cambios en las poblaciones de leones y ñus, o la
mayor frecuencia de episodios de lluvias torrenciales. También probaron
distintas combinaciones de escenarios, así como de acciones de gestión que
podrían mitigar las amenazas.
"Nuestro estudio demostró que el mayor riesgo
de disminución de la población y extinción de las jirafas se debe a una
aplicación más relajada de la ley sobre la fauna salvaje, lo que provoca un
aumento de la caza furtiva", explica la investigadora de la Estación Biológica
deDoñana. "Además, una aplicación más dura de la ley mitigaría los efectos
de los aumentos más extremos previstos de las lluvias torrenciales y la
expansión de las ciudades." Los resultados, en definitiva, ponen de
relieve la gran utilidad de la aplicación de la ley como herramienta de
conservación de la naturaleza.
Además, el estudio demostró que las jirafas se
benefician de la presencia de ganadería extensiva en los pastizales que
comparten y que se sitúan fuera de los parques nacionales. Los problemas surgen
cuando estos terrenos se convierten en granjas y cuando las ciudades
seextienden por el hábitat y obligan a las jirafas a desplazarse distancias más
largas para encontrar comida y agua. También cuando se matan jirafas para los
mercados donde se vende carne de animales salvajes.
El equipo científico recomienda que se endurezca la
aplicación de la legislación sobre fauna salvaje en los territorios que se
sitúan fuera del parque nacional. También sería necesario que se promovieran
medios de vida legales para la gente local para reducir esa necesidad percibida
que puede constituir la caza furtiva como medio para obtener ingresos. Además,
también sería importante proteger de la agricultura, la minería y cualquier
infraestructura los caminos que utiliza la fauna salvaje para desplazarse a
hábitats de mejor calidad.
"Con estas medidas, estimamos que la población
de jirafas de la región de Tarangire aumentaría con el tiempo y esto ayudaría a
la recuperación de esta especie en peligro, garantizando al mismo tiempo que
las personas y las jirafas prosperen de forma conjunta", concluye Paniw.
.-
Comentarios
Publicar un comentario