Estrellas como el Sol podrían albergar vida después de apagarse
Los astrónomos han descubierto muchas estrellas
enanas blancas rodeadas de discos de escombros. Esos discos son restos de
planetas destruidos por la estrella, a medida que evolucionaba. Pero también
han identificado un planeta intacto con la masa de Júpiter, orbitando una enana
blanca: se trata de remanentes de una estrella que, en vida, fue igual o más
grande que nuestro Sol. El descubrimiento podría indicar que el Sol y otras
estrellas similares podrían albergar planetas, incluso con vida, mucho tiempo
después de su muerte.
Un nuevo estudio publicado en ArXiv por el astrónomo
David Kipping, de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, aborda la
posibilidad de que las estrellas enanas blancas alberguen planetas terrestres
en su zona habitable. Aunque hasta el momento solo se ha identificado un
exoplaneta similar a Júpiter en órbita alrededor de una enana blanca, es
posible que existan otros sistemas con planetas similares a la Tierra y que
incluso presenten alguna forma de vida.
Una enana blanca (WD) es un remanente de una
estrella que alguna vez fue mucho más grande, alcanzando dimensiones similares
a las de nuestro Sol. En el momento en que una estrella del mismo rango de masa
que el Sol ingresa en la última etapa de su vida, se hincha y se convierte en
una gigante roja.
Cuando la gigante roja va envejeciendo y se queda
sin combustible nuclear, se desprende de sus capas externas: emerge así una
nebulosa planetaria, un enorme “globo” brillante de gas ionizado en expansión.
Luego de alrededor de 10.000 años, la nebulosa planetaria se disipa y
únicamente queda una enana blanca, ubicada en el centro de la región que ocupaba
la antigua estructura masiva.
Sabemos que las enanas blancas son longevas y
estables. De esta manera, aunque sus zonas habitables son mucho más pequeñas
que la zona alrededor de una estrella “viva” como nuestro Sol, todavía existen.
En teoría, los planetas en esas zonas habitables podrían albergar vida. Esto es
precisamente lo que se pregunta y aborda Kipping en su estudio.
De acuerdo a un artículo publicado en Universe
Today, en 2020 se anunció el hallazgo de un planeta similar a Júpiter, intacto
entre el disco de escombros en la zona habitable alrededor de la enana blanca
WD1054-226. Su existencia demuestra que deben existir otros sistemas similares
en otros puntos del Universo, pero los astrónomos sostienen que no solo
incluirían cuerpos planetarios con las características de Júpiter: también
podrían albergar exoplanetas rocosos, parecidos a la Tierra, multiplicando de
esta forma las posibilidades de que hayan desarrollado alguna forma de vida.
Las enanas blancas son realmente únicas entre las
estrellas, porque su radio es el mismo que el de la Tierra. Son más pequeñas
que otras estrellas y eso podría facilitar la detección de exoplanetas del
tamaño de la Tierra. Al mismo tiempo, podría simplificar el estudio
atmosférico, incluida la posible detección de biofirmas: esta identificación
puede ser mucho más compleja alrededor de estrellas de mayores dimensiones.
Aunque Kipping sostiene en su estudio que los
planetas terrestres serían algo “raro” alrededor de enanas blancas, al mismo
tiempo cree que deberían existir y que podríamos identificarlos. Sin dudas, en
los próximo años una búsqueda enfocada y con nuevas tecnologías comenzará a
revelar la verdadera población de exoplanetas alrededor de enanas blancas. Si
descubrimos mundos similares a la Tierra en este contexto, se abrirá un nuevo
camino para la habitabilidad y una nueva esperanza de identificar vida en la
profundidad del cosmos.
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